La Coordinadora Ecologista de Asturias anuncia que agotará las vías legales para paralizar las «matanzas»

A. S. GONZÁLEZ

El Principado autorizará la extracción de un máximo de 53 lobos en Asturias con el objetivo de hacer compatible la ganadería extensiva con la conservación de los cánidos, una cifra que no ha satisfecho ni a colectivos ecologistas ni a los propios ganaderos. USAGA ya ha advertido que considera «insuficiente» el número de ejemplares mientras la Coordinadora Ecologista de Asturias anuncia que agotará las vías legales para paralizar estas «matanzas que se suman al furtivismo».

La decisión del Principado responde a la salida, aprobada hace dos semanas en el Congreso, del animal del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Especial Protección (Lespre). En la actualidad, el depredador ocupa actualmente el 83% del territorio asturiano y está conectado con el de las autonomías vecinas, de modo que su hábitat abarca una superficie de 8.300 kilómetros cuadrados.

Los últimos estudios, según datos de la Consejería de Medio Rural y Política Agraria, muestran que el Principado cuenta con 45 manadas, de las cuales 42 son reproductoras, y que la población estimada se sitúa entre los 360 y los 405 animales. Desde 2001, año en el que se registraron 22 manadas, la población ha mostrado una tendencia general de crecimiento, al igual que los perjuicios causados sobre la ganadería.

Javier García, de Usaga, explica que en los años anteriores a su protección, se extraían de media veinte lobos. Existía entonces una población de 260 ejemplares y 30 manadas. «Si calculamos el crecimiento de estos últimos años sin control, 53 lobos nos parece una cantidad insuficiente. Para normalizar la situación debería ser una cantidad superior», insiste.

El dato anunciado por el Principado es el que está recogido en el programa anual de control previsto en el Plan de Gestión del Lobo, que se retoma ahora, una vez aprobada la salida de este animal del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Especial Protección (Lespre).

La organización agraria opina que debe actualizarse teniendo en cuenta el crecimiento incontrolado de estos últimos años para posteriormente, año tras año, extraer una cantidad proporcional a los daños y crecimiento poblacional.

El Principado ha dividido las actuaciones de control por zonas, cada uno con su propio cupo, decisión que tampoco comparte el sindicato porque los cánidos se pueden desplazar muchos kilómetros y Asturias es muy «pequeña».

Junto al anuncio de los ejemplares autorizados para su extracción, el Principado informó del nuevo baremo de daños provocados por fauna salvaje, que próximamente se publicará en el Boletín Oficial del Principado (Bopa) y que incluye bonificaciones y un aumento de hasta el 30% del lucro cesante. «No van a satisfacer nuestras demandas de control con indemnizaciones. Somos ganaderos, no proveedores de alimentos para alimañas», advierte García.

El lobo, «chivo expiatorio»
La Coordinadora Ecologista de Asturias se suma a las críticas a la gestión del Gobierno regional pero desde el lado opuesto de la balanza. Le acusa, pues, de insistir «empecinadamente en la errónea estrategia de matar lobos y ningunear las medidas preventivas». Y advierte de que «cuanto más tiempo se prolongue una estrategia asturiana basada en matar lobos en lugar de en medidas preventivas, habrá más daños al ganado y mayor malestar social».

«El lobo es una especie que estuvo a punto de extinguirse y que sigue siendo una especie amenazada y por tanto requiere protección. Azuzar el odio al lobo como chivo expiatorio es una lamentable estratagema para desviar la atención respecto a los verdaderos problemas de la ganadería asturiana», lamenta la organización en un comunicado.