Concentración de ganaderos ante la sede de Presidencia por los daños del lobo. / Foto: Juan Carlos Román

El documento propuesto «borra de un plumazo» las razas autóctonas, denuncia la organización, que también censura el importe de las indemnizaciones

A. S. GONZÁLEZ

Al sindicato URA, el borrador del baremo de daños causados por fauna salvaje presentado la pasada semana por la Consejería de Medio Rural y Política Agraria ante el Consejo Agrario le parece una tomadura de pelo. Así resume el documento la organización agraria, que rechaza el documento por dos motivos fundamentales.

Por un lado, cree que las cantidades reflejadas en el nuevo baremo, aunque aumentan, no son «ni por asomo acordes con los precios de mercado». Tanto es así, que tilda de «limosnas» las propuestas para el maíz o las praderas. Además, advierte que el documento borra de un plumazo las razas autóctonas. El texto, explica, elimina la figura equino de cruce, y solo indemnizará a equino ligeros o pesados, «condenando a cientos de ganaderos asturianos con caballerías de monte».

URA censura el fondo pero también las formas ya que solo ASAJA, COAG y UCA fueron convocadas a la reunión; estas tres organizaciones son las únicas representadas en el Consejo Agrario, constituido más de veinte años atrás y que deberá ser renovado en el primer trimestre del próximo año.

«Ni son  representantes de nada, ni representan a nadie, porque hace 22 años que el campo asturiano no tiene la oportunidad de elegir quien le da voz», censura el sindicato encabezado por Borja Fernández, quien denuncia la «entente cordial» de la consejería y determinadas asociaciones. El texto, denuncia, «es un traje a medida» para ellas pero no vela ni defiende los intereses generales del sector.

URA ha comenzado una ronda de contactos con asociaciones ganaderas para presentar alegaciones a lo que considera un «atropello con letras mayúsculas». Entre los principales cambios del borrador de daños, destaca la inclusión de bonificaciones y un incremento de hasta el 30% en el lucro cesante. Además, se aceptarán fotografías como prueba inicial de los daños sufridos por el ganado, lo que permitirá una evaluación más rápida y efectiva de los perjuicios.

La nueva normativa configura las indemnizaciones para las explotaciones en función de dos componentes: el precio emergente y el lucro cesante. El precio emergente refleja el valor del animal, calculado según criterios como edad, raza y aptitud productiva, entre otros. Por su parte, el lucro cesante incluye un incremento base del 20% sobre el valor emergente, que puede aumentar un 5% adicional en el caso del ganado bovino y equino si el animal lleva censado al menos tres años, o un 10% si supera los seis años de edad.

A esta base se suman bonificaciones específicas que incrementarán aún más la indemnización, por ejemplo, un 10% adicional para animales inscritos en un libro genealógico, protegidos por una marca de calidad (denominación de origen, indicación geográfica protegida o producción ecológica) o protegidos mediante seguro agrario.

Además, se mantiene el 20% extraordinario para daños causados por especies como el oso y el lobo, y se incorpora dos novedades: un 10% para explotaciones que adopten medidas preventivas frente a la fauna silvestre y un 20% para aquellas que transformen los productos en la propia ganadería.