Actividad en el mercado de ganados de Pola de Siero. / Damián Arienza
La actividad del recinto, a la espera de una necesaria reforma, retoma brío tras dos años de parón pandémico. En el mercado de la Pola se venden cada año más de cien mil cabezas de ganado
A. S. GONZÁLEZ
El trajín arranca madrugador, lunes y jueves, en el Mercado de Ganado de Siero. A las seis de la mañana, con la noche aún despierta, las reses ingresan ordenadamente en el recinto a través de mangas de conducción desde los muelles de carga. Los operarios consultan la documentación de operadores y animales, esa suerte de DNI bovino que responde a las siglas DIB – Documento de Identificación Bovino- y que acompaña al animal en todos sus traslados. Hasta las ocho no comenzarán las transacciones.
El recinto poleso constituye el primer canal de comercialización del sector de la región y, a falta del cierre de datos de 2022, los registrados los tres primeros trimestres auguran un importante incremento en el volumen de transacciones. 2021 se cerró con 110.835 cabezas de ganado y una facturación superior a los 46,8 millones de euros.
Superaba entonces los resultados de 2020, lastrados por la pandemia -suponía un aumento del 23% en volumen y del 33% en valor comercial- pero no alcanzaba los cosechados en 2019, cuando la amenaza de un virus que frenara la economía mundial sonaba a simple ciencia ficción.
Cada una de las crisis, tanto coyunturales como endógenas del sector, se ve reflejada en los números de transacciones a final de año. En noviembre del 2000, aparece en España el primer caso de vaca afectada por la enfermedad neurológica progresiva. Las vacas locas.
Siero venía de un año de récord, el mejor desde la inauguración del Mercado de José Federico González Llenín en la Venta de la Uña, en 1992, tras casi cuatro años de obras con el objetivo de alejar la trata de animales del casco urbano.
En 1999 se habían cerrado operaciones por 72,6 millones de euros. Dos años más tarde, la cifra descendió la friolera de 32 millones de euros, casi un cincuenta por ciento. Los números remontaban paulatinamente pero llegó la crisis de 2008 y, de nuevo, el frenazo. Catorce millones de euros de descenso entre ese año y 2006. El fenómeno fue similar entre 2019 y 2020 y el parón se tradujo en 16.609 animales menos y casi 13 millones de euros de bajada.
2022 ha sido el año de la recuperación, aunque los datos podían haber sido sensiblemente mejores de no ser por la huelga de transportes. Aún así, y a pesar de que durante el mes de marzo el intercambio de reses fue incluso inferior al registrado en junio de 2020, se retomó el dinamismo en las transacciones comerciales y hasta septiembre se movieron 83.988 piezas, 2.585 más que el ejercicio anterior.
Los lunes sale a la venta el vacuno de abasto y vida, ovino y caprino, equino y porcino; los jueves los terneros de recría, que pueden ingresar en el recinto ese mismo día o el anterior, entre las cinco de la tarde o las once de la noche. Andrea García, trabajadora del complejo, les mulle la paja de las jaulas en las que dormitarán y les alimentará en una noche de calma a la espera de una ajetreada mañana.
Las crías de cruzado azul belga, de aspecto musculoso, son las más cotizadas. A pesar de que su estructura ósea no difiere de la de una vaca convencional, esta raza tiene un rendimiento muscular de alrededor de 20% más en promedio. Su capacidad para convertir el alimento en músculo magro lleva, además, a que su carne tenga un contenido de grasa reducido. Le siguen la raza asturiana, cruces y, por último, frisona. Cuanta más calidad tiene el animal, más fluida es la venta, independientemente del precio.
De vuelta a las cifras, el vacuno mayor y mediano supone el grueso de los animales comercializados en el mercado -47.267 hasta septiembre-, seguido del vacuno menor (36.347) y el equino (374). Casi el 80 por ciento es asturiano. El 75 por ciento de compradores son, sin embargo, de fuera de la región y los principales mercados de destino Cataluña y Aragón ya que en Asturias apenas hay cebaderos. El Mercado de Siero está, además, inscrito en el Registro de Centros de Concentración para Intercambio Intracomunitario de Ganado.
Un mercado anclado a la historia
Para viajar hasta los orígenes del mercado de Siero es preciso remontarse hasta el siglo XIII. No fue en Asturias, sino en Burgos, donde el rey Alfonso X concedió a los moradores de la localidad la Carta Puebla para que hiciesen villa, poblasen y edificasen casas en el lugar conocido como la Alberguería de San Pedro.
El documento, fechado el 14 de Agosto de 1270, concedía los realengos que el monarca poseía en ese área, señalaba los límites de su demarcación, establecía un fuero para la regulación de la vida jurídica y un mercado los martes de cada semana. La Plaza de Les Campes se convertiría en testigo de las transacciones y punto de destino del área rural.
Un siglo después, Enrique II de Trastámara eximió a la Puebla de pagar determinados impuestos y otorgó libertad para transportar cualquier clase de mercadería por todas las partes de reino. Los ciudadanos utilizaban el trueque y los cambios en especie aunque para las transacciones importantes se utilizaba el ganado.
Coincidiendo con festividades religiosas, se organizaban ferias – la de San Andrés, por ejemplo, en el mes de noviembre- y así fue creciendo el mercado de ganado de Pola de Siero y ocupando distintos emplazamientos a medida que crecía su importancia y afluencia.
En 1952, donde ahora se ubica la estación de autobuses, comenzaron las obras para construir un nuevo mercado, que culminarían en 1955. Tenía cuarteles de clasificación, establo, básculas, estercolero, abrevaderos, muelle de carga y descarga, enfermería para los trabajadores, un despacho para el veterinario, laboratorios, aseos…
En 1970 sufrió una remodelación y se proyectó como cubierta una estructura octogonal invertida con forma de paraguas diseñado por Ildefonso Sánchez del Río. Este mercado tenía una superficie de 12.332 metros cuadrados y capacidad para albergar 1.100 animales y estuvo operativo hasta 1992.
Entonces, se inauguró el recinto actual, con capacidad para albergar hasta 4.500 terneros de recría y 1.200 reses de ganado vacuno mayor y pendiente, tres décadas después, de una nueva renovación. Según las estimaciones municipales, será necesaria una inversión superior a los dos millones de euros para reparar la cubierta, cambiar las jaulas y renovar la instalación eléctrica, entre otras actuaciones.
El consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial, Alejandro Calvo, prometió en abril estudiar el asunto: “Vamos a ver qué posibilidades conjuntas tenemos para renovar esta instalación, que se ha comportado muy bien pero necesita mejorar. Además de la ayuda que recibe para su funcionamiento anual, intentaremos establecer algún acuerdo de inversión de cara a los próximos años para su renovación”, prometió.
Desde su última apertura, el Mercado Nacional de Ganados de Siero ha movido más de 1400 millones de euros. Por él han pasado 3.7 millones de animales. También un congreso europeo sobre mercados, Alfonso Guerra en un mitin, el rally Príncipe de Asturias, Joaquín Sabina, El Último de Fila o el mismísimo Ricky Martin.