La Guardería de Medio Natural coordina con efectivos de la UME una quema controlada en el monte comunal de Brañasín, trece hectáreas que serán usadas como pasto. / C. Bernal
El Principado asume el uso preventivo del fuego como herramienta para regenerar de pastos y contener los incendios y agiliza los trámites y permisos
A. S. GONZÁLEZ
En marzo, las llamas arrasaron miles de hectáreas en Asturias con un centenar de fuegos activos. La prevención de los incendios ha pasado, desde entonces, a un primer plano en la agenda política y el Boletín Oficial del Principado (Bopa) publicó el pasado 28 de julio – justo un día antes de que Adrián Barbón presentara a Alejandro Calvo, hasta entonces responsable del Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial, como titular de la cartera de Fomento, Cooperación Local y Prevención de Incendios- nuevas medidas para su contención.
La nueva normativa, de aplicación en bosques, zonas forestales y áreas colindantes hasta los 400 metros, procura «aumentar la realización de quemas controladas» para prevenir los incendios, aunque establece medidas para reducir «sus efectos negativos».
La disminución de la actividad agraria y el abandono del medio rural ha supuesto en muchos casos la desaparición de la franja de terreno agrícola que tradicionalmente separaba el monte de las viviendas lo que, por un lado incrementa el riesgo de incendio forestal y, por otro, el de que el fuego afecte a asentamientos habitados.
El Principado asume que «la reducción de la ganadería extensiva ·hace cada vez más necesaria la utilización preventiva del fuego como herramienta para la regeneración de pastos y apoyo a la extinción de incendios forestales» pero advierte de que el uso tradicional del fuego debe realizarse en «condiciones adecuadas de manera que se reduzcan sus efectos negativos».
Entre las novedades, figura la obligación de solicitar un permiso, con un año de validez, para la quema de residuos vegetales y restos de poda en el interfaz forestal urbano, zona del monte linda con poblaciones. No obstante, está prohibido actuar cuando el riesgo de incendio sea alto o extremo; esto es, cuando alcance el Índice de Riesgo de Incendios Forestales alcance el valor 4 o 5.
El índice se calcula diariamente en función de la información de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y de parámetros técnicos y estadísticos y, de acuerdo con su labor, se limitan o se prohíben las distintas actividades que pueden generar riesgo de incendio.
Las quemas de mantenimiento en brañas o camperas podrán realizarse «en cualquier época del año» a excepción de esos momentos de máximo peligro o cuando esté activo el Plan de Incendios Forestales del Principado (Infopa) «en cualquier punto de Asturias y en cualquiera de los niveles de emergencia». Las quemas controladas requieren una autorización de hasta dos años de validez.
La resolución de Medio Rural publicada en el Bopa integra todas las actualizaciones derivadas de la modificación de las leyes estatales de Montes, la Política Agraria Común (PAC) y la de Residuos con el objetivo, defiende el Principado, de simplificar y agilizar el proceso administrativo «para proteger los bosques, la biodiversidad y a las personas que viven y trabajan en el medio rural».
«El uso tradicional del fuego debe realizarse en condiciones adecuadas de manera que se reduzcan sus efectos negativos. De ahí que la nueva normativa incida en que se debe procurar aumentar la realización de quemas controladas».