Una veterinaria toma nota del crotal de una res / Foto: Casmiro Moreno

El ganadero tendrá que asumir el incremento del coste mientras «los que se benefician de este cambio son eslabones superiores de la cadena», lamenta Unión de Uniones

A. S. GONZÁLEZ

Desde el 1 de julio, las ganaderías de vacuno tienen que identificar a sus cabezas con crotales electrónicos. En un plazo no superior a veinte días desde el nacimiento de una res, ésta debe ya llevar el dispositivo en la oreja izquierda. En apariencia, el marcaje es muy similar al actual pero incorpora un chip con información del animal.

La medida, obligatoria para los animales que nacen y voluntaria para el resto de la cabaña, no está exenta de controversia y Unión de Uniones, representada en Asturias por Usaga, ha instado ya al Ministerio a eliminar la imposición, convirtiéndola en alternativa.

El incremento en el coste de los crotales lo asumirá «como siempre» el ganadero mientras que «los que se benefician de este cambio son eslabones superiores de la cadena, como mataderos o la propia administración», protesta el sindicato, que ya ha pedido una reunión para abordar el asunto.

Unión de Uniones alude a distintos estudios de viabilidad y de impacto sobre la implantación de estos crotales que advierten de que generalizar con carácter obligatorio la identificación electrónica en toda la Unión Europea podría tener efectos económicos adversos para algunos operadores

«Resulta oportuno que su utilización por parte de los operadores fuera voluntaria como revela el Informe de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo sobre la viabilidad técnica y económica de la introducción de la identificación electrónica obligatoria de los animales de la especie bovina en todo el territorio de la Unión», sostiene.

La incorporación del dispositivo permite acceder a través de una lector a los datos del animal, mejorando la trazabilidad. La digitalización mejora el acceso a la información y proporciona seguimiento preciso e individual de cada animal desde el momento en el que nace, hasta que se procesa su carne o derivados.

Por un lado, se mejora las garantías de seguridad alimentaria y, en caso de aparición de enfermedades, se puede detectar el foco con mayor agilidad. En el papel, la identificación electrónica simplifica la gestión de rebaños al automatizar el registro de datos, lo que ahorra tiempo y reduce errores en la documentación manual. «Muchos no le vamos a sacar ningún beneficio», lamenta sin embargo la organización.

Unión de Uniones valora que, tras las dudas suscitadas, la figura del veterinario de explotación será voluntaria porque «tratar de imponer sólo genera rechazo por parte del sector y problemas en su aplicación». Asimismo, considera positivo que se amplíe el plazo para los planes de bienestar animal e instalaciones y el Sistema Integral de Gestión de Explotaciones (SIGE) y quiere eliminar también la obligatoriedad del Plan Sanitario Integral.