La comunidad de vertebrados que se alimenta del fruto es diversa, compuesta por al menos 18 especies diferentes, pero dos son responsables de más del 80 % del consumo
A. S. GONZÁLEZ
No solo los humanos gustan de los arándanos. La fauna también se siente atraída por esos frutos llamativos, blandos y pequeños, fácilmente accesibles para las aves y para los mamíferos. La altura de sus frutos los hace accesibles para casi todos, desde quienes avanzan a cuatro patas a los que se posan en sus ramas para bastecerse detenido el vuelo. Pueden, además, devorarse de un solo bocado y en grandes cantidades y ofrecen, además, una fuente de alimento prolongada.
La gama de posibles consumidores de arándanos en el norte de España puede, pues, ser amplia, dada la diversidad y abundancia de aves y mamíferos que se alimentan de frutos. Por eso, el Serida, en colaboración con el IMIB, ha estudiado qué especies de aves y mamíferos se alimentan fundamentalmente del cultivo y si su acción es causa de un efecto negativo generalizado sobre las cosechas, o depende de factores como la plantación o la variedad.
La presencia de aves en las pomaradas puede resultar beneficiosa. Merman las plagas y los daños que estas provocan, como han estudiado los investigadores Marcos Miñarro y Daniel García, pero ese efecto positivo se diluye cuando, como ocurre con las bayas, se zampan al mismo tiempo el cultivo.
Ambos científicos constatan en este último trabajo, en el que también interviene Jose Javier Jiménez-Albarral, el impacto negativo de los vertebrados en la producción de arándanos y la reducción del rendimiento del cultivo, aunque este efecto es variable en función de sitios y variedades, siendo las de maduración temprana las más vulnerables a las pérdidas de cosecha.
Hay un dato curioso: aunque la comunidad de vertebrados que consumen arándanos cultivados en Asturias es diversa, con al menos 18 especies diferentes de aves y mamíferos, el mirlo y el jabalí, fueron responsables de más del 80 % del consumo.
La producción fue significativamente mayor en las plantas de las que se excluyó a los vertebrados que en aquellas abiertas, expuestas a aves y mamíferos, em las que el rendimiento se redujo un 15,2% , “aunque con una considerable variabilidad entre sitios y variedades”.
En algunas plantaciones y variedades no se observó impacto, mientras que en otras, especialmente en la variedad temprana, se perdió hasta el 75% de la cosecha en una plantación. El efecto negativo fue significativo solo en la variedad temprana, lo que coincide con que la mayoría del consumo.
¿Cómo proteger los cultivos?
La táctica más efectiva es evitar que las aves accedan a los cultivos a través de redes o cubiertas plásticas que lo protejan pero tapar todo el cultivo puede ser excesivamente costoso. Las cubiertas plásticas parciales, ya utilizadas en algunas plantaciones de arándanos en Asturias tienen el potencial de disuadir a muchas especies de aves que acceden al cultivo volando desde arriba, como palomas torcaces o estorninos pero no son tan efectivas contra especies que utilizan el suelo o la vegetación baja, como los mirlos.
La instalación de posaderos y cajas nido para rapaces puede crear “paisajes de miedo” para las aves al aumentar la presencia de estos depredadores en los cultivos y sus alrededores, un mayor porcentaje de hábitats arbóreos alrededor de los cultivos también puede favorecer la presencia de aves rapaces. Otras posibles soluciones son la cetrería, o incluso el uso de halcones robóticos. Hace falta continuar investigando para hallar evidencia empírica sobre la efectividad de esos métodos. El estudio advierte de que dispositivos visuales, acústicos y odoríferos no suelen funcionar.La exclusión de jabalíes y otros mamíferos puede lograrse mediante cercados o el uso de pastor eléctrico.