Herrerillo común llevando pulgón lanígero para alimentar a los pollos. / Marcos Miñarro
La presencia de aves en las pomaradas reduce las plagas hasta en un 75%
A. S. GONZÁLEZ
El pájaro que se posa en la rama de la verde pomarada asturiana tiene tanto de escena costumbrista como de efecto beneficioso para el frutal. Las aves silvestres contribuyen, de manera natural, al control de plagas y su presencia entre los manzanos de sidra puede mermar hasta en un 75% las poblaciones de artrópodos que proliferan en ellos.
Daniel García, investigador del Departamento Biología de Organismos y Sistemas de Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad de la Universidad de Oviedo y del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB) y Marcos Miñarro., del Serida, estudian desde hace años el efecto de la biodiversidad en los cultivos regionales bajo el triple prisma de la teoría ecológica sobre las interacciones depredador-presa, el efecto del paisaje sobre la biodiversidad y la relación entre esa biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas.
Así, han comprobado como sobre todo carboneros, herrerillos pero también petirrojos, reyezuelos, currucas, mosquiteros o incluso algunos pájaros carpinteros – todos ellos aves insectívoras acostumbradas a vivir entre vegetación leñosa- contribuyen a controlar las poblaciones de artrópodos que viven en los árboles, del pulgón al gorgojo de la flor o la carpocapsa, comúnmente conocida como polilla o gusano del manzano.
Lo que para el árbol es una amenaza constituye el almuerzo de las aves, que engullen en abundancia y también aportan a sus crías. “Sus necesidades de consumo son muy altas lo que les convierten en buenos depredadores en este caso”, constata García.
Comprobada su teoría tras prohibir el acceso a las aves a ciertas ramas –donde las plagas proliferaron hasta cuatro veces más-, los científicos han analizado qué condicionantes hacen atractivas las plantaciones para los ágiles voladores de sangre caliente. Aunque el estudie se ciñe a los manzanos, las conclusiones son extrapolables a otros cultivos frutales no intensificados, desde el kiwi hasta el arándano.
A los agricultores les ofrecen cuatro consejos. Por un lado, mantener las sebes y setos alrededor de sus fincas o situar las pomaradas en el entorno de bosques autóctonos y naturales, como robledales, castañales o saucedas. Aunque no atañe únicamente a los propietarios, el trabajo propone además el fomento de ordenaciones del territorio que mantengan al menos un 20% de su extensión ocupada por rodales. Lo ideal es que se distribuyan en pequeños grupos en lugar de un único parche continuo y permitir así una mayor conexión biológica.
La instalación de cajas nido también resulta beneficiosa porque no solo atrae a las aves sino que permite que sus crías nazcan en el entorno de la plantación y, de este modo, conjugar la época de mayor proliferación de plagas con el de la alimentación de los retoños, que requiere un esfuerzo proteico.
Los árboles de copa densa resultan más atractivos a ojos de los pájaros por lo que, en caso de repoblación, los investigadores recomiendan alternar el cambio de frutales para que, de golpe, no desaparezca todos los que cuentan con amplios doseles.
Por último, abogan por prescindir de los plaguicidas por su posible efecto tóxico, también para las aves, y porque acaban con todos los invertebrados, no sólo las plagas, lo que a su vez deriva en la pérdida de la variedad de recursos tróficos que necesitan los pájaros.
El estudio del control de plagas, que arrancó en 2015, ha entrado en una nueva fase y los científicos analizan los excrementos de las aves para, a través del adn, averiguar qué artrópodos consume cada especie. En el 30% de las muestras fecales recogidas hasta ahora, pertenecientes a 23 tipos de ave, han encontrado material genético de 49 especies de plagas.
Además, trabajan con 50 fincas a lo largo y ancho de la región para crear mapas que permitan predecir cómo abordar el control de plagas en paisajes diferentes. El objetivo, apunta García, es continuar facilitando herramientas para gestionar pomaradas a través del control biológico.