El gerente de Caolines La Espina guió la visita por los terrenos restaurados a la consejera de Transición Ecológica, su directora general de Minería y al equipo de gobierno de Salas / C. B.

El Ayuntamiento y el Principado destacan las ventajas de un modelo que simultanea explotación minera y restauración ambiental

C. BERNAL

La empresa minera Caolines La Espina, que extrae caolín como materia prima para la industria cerámica, inauguró ayer la culminación de la restauración de la segunda fase de su explotación minera a cielo abierto ubicada entre Bodenaya y Porciles, en Salas, desde 2006.

Mas de un centenar de personas entre vecinos y ganaderos; empresarios locales y regionales, mineros, de la construcción y de restauración ambiental; representantes del Ayuntamiento de Salas, con el alcalde Sergio Hidalgo a la cabeza; de la Administración autonómica, con la consejera de Transición Ecológica e Industria, Nieves Roqueñí, y la directora general de Minería, Belarmina Díaz, acudieron a ver ayer esta restauración medioambiental, que suma dos hectáreas a las más de seis restauradas en 2018 por la filial de Global Atac S. L., y cuyo resultado destacaron.

Este modelo de producción industrial, propio del siglo XXI, comprometido con los retos demográficos de Salas, la convivencia con los vecinos de La Espina y con los deberes que plantean las administraciones públicas respecto a la actual transición energética y ecológica fue el punto de encuentro que ensalzaron los tres intervinientes en el acto de inauguración.

«Defendemos un compromiso con la comunidad y el medioambiente: la minería bien ejecutada es un agente de cambio y un motor económico», señaló Celestino González, gerente de Caolines La Espina. «Este explotación minera es un claro ejemplo de cómo saber aprovechar la riqueza del subsuelo de Salas con respeto al medioambiente pero sobr etodo con respeto a los paisanos que viven en el territorio», añadió el regidor Sergio Hidalgo.

«Tenemos que reivindicar una minería como esta, sostenible, con la que además de generar beneficio económico a los empresarios, que arriesgan por este negocio y generan empleo, tengan un compromiso social con el territorio, y con esa tercera pata a la que la industria del siglo XXI esta condenada a entenderse, el respeto por el medioambiente», remarcó, por su parte, la consejera Transición Ecológica, que aseguró que «Asturias ha sido, y quiere seguir siendo una región minera». Roqueñí recordó que la minería metálica asturiana, que todavía hoy genera «2.000 empleos directos». La mina Consuelo de Caolines La Espina se encuentra en fase tres y cuatro con previsión de mantener la explotación viva durante al menos una década más, generando 25 empleos directos y el doble de indirectos, entre los que figuran los empleados de sus restauraciones ambientales simultaneas en el terreno del que extraen arcilla que se transporte principalmente para el sector cerámico y de azulejos de la comunidad Valenciana.

«La finca está bien preparada y la calidad del pasto es buena»

Entradas, caminos de acceso y cierres perimetrales con malla cinegética son las tres actuaciones principales que la minera Caolines La Espina, filial de la asturiana Global Atac S. L. proyectó en la primera y segunda fase de los terrenos en los que extrae arcillas caoliníticas desde 2006. Una restauración que ayer sumo dos hectáreas de las más de seis que desde 2018 usan los ganaderos de la zona para aprovechamiento de pastos. «La finca la dejaron bien preparada y la calidad del pasto es buena», certificó el ganadero salense Adrián García, de casa Manolo de La Espina, que desde hace una semana utiliza este terreno para aprovechamiento de pasto de sus trescientas reses bovinas. La restauración, que también incluyó una reforestación con abedules, fue acometida por las empresas locales: Servicios Agrícolas y Forestales Igor y Excavaciones Tino, generando diez empleos entre los vecinos de La Espina.