Los destrozos del jabalí aumentan en los pastos del ganado se han disparado. La ganadera valdesana Margarita Fernández lamenta que cada vez sea más común encontrarlos incluso comiendo y bebiendo junto a sus animales
MARÍA RENDUELES
Margarita Fernández (1972) es una de las mujeres ganaderas que heredó la explotación de su madre, en este caso en Gallinero de Tablizo, Valdés. Ella no quería perder el CEA, informe técnico para código de explotación agraria, que obtuvo su progenitora. Por eso decidió mantenerla a pesar de, previamente, enfocar su vida a otro futuro y estudiar magisterio. Ahora continúa este legado con una treintena de vacas de cría con buena genética para posteriormente venderlas. También tiene caballos de silla y «todo lo que suele haber en un pueblo, gallinas, gatos…».
Como muchos otros profesionales de este sector, no llegaría a final de mes si no fuera por otro flujo de ingresos en la familia, ya que su marido trabaja en un sector diferente. Aunque no la única, Margarita comparte una intensa preocupación que comparte con los ganaderos y agricultores de la zona por el aumento de los jabalíes durante los últimos meses. No sabría cuantificarlos, pero habla de un aumento del «cien por cien» en el número de ejemplares de esta especie que se encuentra por sus fincas. En algunas ocasiones confiesa haberlos encontrado en persona cuando iba a echar el pienso a sus caballos «y tienes que dar la vuelta y esperar a que se vayan para poder entrar».
«Está todo levantado» y ese no es el único problema, afirma que «cuesta mucho regenerar ese terreno y te quedas sin pastos, sin el alimento del ganado», lo que da lugar a tener que afrontar más gastos para poder alimentar al ganado con otros forrajes, «y ya cuando la situación no es buena, con esto ya acabamos». Denuncia la falta de atención e interés de los guardias «a veces vienen y otras tienes que insistir porque cuando llamas, él ya sabe para lo que es».
Margarita cuenta que la indemnización que recibe por los daños es prácticamente insignificante y no compensa los destrozos que causa el jabalí. «Es prácticamente una limosna» y señala que «no queremos el dinero, lo que queremos es no tener estos daños», que al final repercuten no solo en el terreno, sino también en la alimentación y salud de la cabaña ganadera. Los problemas de salud que pueden derivarse en su ganado vienen dados por la insalubridad de algunos jabalíes y otros animales salvajes, que beben de los bebederos de sus animales y pueden transmitir tuberculosis, brucelosis y otras enfermedades bacterianas a los animales domésticos.