Adrián Iglesias, Ángel Iglesias y Diego Iglesias de Ganadería Iglesias / Aida G. Fresno
Los responsables de la Ganadería Iglesias, reconocida en concursos por un palmarés brillante en Asturiana de los Valles, lamentan que la subida en el precio de la carne que se paga al ganadero no haya subido en la misma proporción que han subido los costes
MÓNICA YUGUEROS
La sequía, el gasóleo, los medicamentos, los daños de la fauna salvaje, la burocracia y la enfermedad hemorrágica son algunos de los problemas a los que se enfrentan cada día.
«Mi abuelo compraba leche a una vecina, y esa vecina siempre les echaba agua, hasta que un día decidió comprar una vaca para tener leche», así relata Adrián Iglesias el inicio de la explotación familiar, que ha lo largo de su historia, desde los años 70 ha compartido vacas frisonas y Asturiana de los Valles. De esa primera vaca con un ternero que llevó Manuel Iglesias ‘Manolito’, el abuelo fundador, a su humilde casa de Arlós para alimentar a sus cinco hijos y a su esposa Maruja, hasta hoy, la ganadería ha crecido en número y especialmente en calidad con reses de élite.
«Al principio fue muy duro» reconoce Ángel Iglesias, que con tan sólo 26 años recogió el testigo tras el fallecimiento de su padre. La ganadería tenía por entonces 80 cabezas y ya estaba instalada en su actual ubicación, en Santa Cruz de Llanera. Ángel siguió la afición de su padre por los concursos ganaderos donde refleja la calidad genética de sus vacas gracias a que «criamos al 100%». Ángel habla en plural, porque desde hace años cuenta con el apoyo imprescindible de sus dos hijos, Diego y Adrián. Una tercera generación de ganaderos, eso sí a tiempo parcial, ya que siempre «tuve claro que tenían que estudiar, buscar una alternativa, porque la profesión es muy sacrificada». Y así lo han hecho, Diego trabaja a turnos en mantenimiento industrial y Adrián es un ingeniero de Caminos, Canales y Puertos con jornada convencional. Asumen el relevo por el esfuerzo y sacrificio que hicieron su padre y abuelo, y aunque reconocen que les gusta, porque han crecido en ese ambiente, actualmente los problemas del campo les hacen replantearse muchas cosas.
Su explotación ronda las 200 cabezas y la idea es quitar el próximo invierno un 10%. Casi todas son de carne, porque tras un incendio en 2021 y la evolución del negocio en los años previos decidieron cesar la actividad lechera, aunque mantienen 20 ejemplares de recría que irán vendiendo. «El precio al que se vende la carne subió algo, pero no en la proporción a la que subió todo» , lamenta Adrián. La sequía, «algo inédito» en Asturias, redujo la cosecha de los Iglesias el 40% y «para sustituir eso lo que no puedes es ir a comprar porque los precios en Castilla y en todos los lados están desorbitados, están al doble, incluso al triple, y no nos queda otra que sacrificar vacas, hay que quitar vacas para que quede comida para el resto». Adrián asegura que la única solución es «adaptar el número de cabezas al terreno que tienes, lo que no puedes tener es más vacas de las que puedes mantener, porque los costes antes eran asumibles y ahora son inasumibles».
En la lista negra del campo siguen la subida del gasóleo, de la energía, de los fitosanitarios, de los medicamentos, la reducción de los antibióticos, los daños de la fauna salvaje y ahora también la enfermedad hemorrágica que «ya está aquí y está suponiendo un coste adicional a todos los ganaderos». Las vacas infectadas dejan de comer y eso significa una reducción de producción y rentabilidad. «Como no hay cura para ello, tenemos que prevenir echando insecticida para que repela a los mosquitos y se reduzca el riesgo de la picadura. Y a la que pica y tiene la enfermedad hay que tratarla». Además «ahora a los animales que vayan a un mercado hay que restarles 20 euros de un certificado de vida». Tampoco ven solución a otra de sus reivindicaciones históricas. Los Iglesias se quejan de haber registrado un escrito en octubre de 2021 por un incendio y siguen sin obtener respuesta. «Los funcionarios no están resolviendo las cosas en plazo, cuando decimos qué es burocracia, es eso».
‘Batalla’, Miss Ternera Asturiana
A pesar de los problemas, la pasión por lo que hacen les ha llevado a contar con una cabaña de élite. En su fincas pasta unas vacas campeonas, representativas de la raza Asturiana de los Valles. «Comparas con el resto de ganaderos y ves si sigues al nivel, si estás haciendo las cosas bien o regular». Y a juzgar por sus premios y reconocimientos la Ganadería Iglesias mantiene un estatus indiscutible. «’Batalla’ es una vaca nuestra que ganó el programa de televisión Miss Ternera Asturiana. Muchos críos en los concursos preguntan ¿cuál es la Batalla?, yo creo que en los críos pequeños caló el mensaje». Y es que esta ganadería se caracteriza por criar una raza autóctona, adaptada al terreno, con mucha capacidad, elegancia y funcionalidad. Cualidades de ‘Batalla’ que «se quedará aquí hasta que ella quiera».