A la derecha de la imagen un minikiwi / AFP
El interés del cultivo en Asturias está, más allá de del mercado local y nacional donde comienza a penetrar, en la exportación
A. S. GONZÁLEZ
Son pequeños, casi enanos, y de aspecto delicado. De piel fina, lisa y susceptibles de ser devorados en un único bocado, piel incluida, los minikiwis llegaron a Asturias recién estrenada la década de los noventa con la plantación por parte del Serida de una colección experimental con variedades de este nuevo fruto.
A su popularización en Asturias, tímida pero creciente, ha contribuido la emprendedora Cristina Secades de la Finca Terramor con Kiwín Bio, iniciativa distinguida en programas nacionales y regionales. Entre ellos, el premio a mejor productores sostenible 2024 ‘BBVA El Celler de Can Roca’ o el del programa TalentA que entrega la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales.
Su sabor dulzón, su exquisita presencia y sus propiedades saludables son su mejor carta de presentación: es una de las frutas con mayor número de nutrientes y posee un elevado contenido de antioxidantes, fundamentales para reforzar el sistema inmunológico.
Su contenido en vitamina C, polifenoles y carotenoides y su capacidad antioxidante es superior al de otros pequeños frutos e incluso al del resto de especies de kiwi, como destaca el artículo ‘Mini kiwi (Kiwiño, Kiwiberry), un nuevo berry o pequeño fruto’ recientemente publicado por el Serida y que firman Juan Carlos García, Guillermo García, Silvia Baizán y Marta Ciordia.
Su calidad organoléptica, sus propiedades nutricionales beneficiosas para la salud, y su facilidad de consumo le han granjeado, pues, un puesto entre los alimentos que se recomiendan en una dieta saludable y han despertado un interés creciente por este fruto y una mayor aceptación entre los consumidores, aunque todavía es muy desconocido.
El interés de este cultivo para nuestra región, además del mercado local y nacional, que ya comienza a conocer este fruto, está en la exportación, destaca el artículo del centro investigador asturiano.
En Europa occidental, su predicamento es mayor. Los países más consumidores son Alemania, Países Bajos y Francia; en Europa del Este también gustan del fruto, especialmente en los países de más tradición productora, como Polonia, Rusia y Ucrania.
En todos los donde países mencionados la cosecha se retrasa de dos a tres semanas respecto a las fechas de producción en Asturias y resto de regiones de la Cornisa Cantábrica y esa ventana temporal representa una oportunidad.
La aprovecha, por ejemplo, el norte de Portugal, con una importante producción de mini kiwi compuesta principalmente por variedades tempranas que se cosechan un mes antes que en el norte de Europa, adonde envían toda su producción.