Los estudios de caracterización morfológica y genética han permitido clasificar 42 variedades pero estas son las que tienen mayor potencial
A. S. GONZÁLEZ
Asturias es tierra de castaños. Los frondosos árboles que durante siglos alejaron el hambre perfilan aún a día de hoy el boscoso paisaje rural y también los parques urbanos, ocupando el 26% de la superficie arbolada regional. El Principado es la comunidad autónoma con más ejemplares del país y, a su vez, España es el tercer país de Europa, solo superado por Francia e Italia.
Las castañas forman parte de la esencia del asturiano casi desde la cuna. Es fácil tropezar con ellas los días de otoño y la inocencia infantil las convierte en improvisadas pelotas que reciben desmadejadas patadas cuando los bebés inician el paso. Luego llegará el amagüestu, el olor que impregna las calles con su asado en puestos ambulantes…
Las castañas no son una sino que existen multitud de variedades. Los estudios de caracterización morfológica y genética han permitido clasificar 42 cultivares asturianos. El Serida caracterizó algunas de las variedades para impulsar su inscripción en el Registro de Variedades Comerciales y cuenta con una colección activa de germoplasma para conservar la diversidad ante el declive del fruto y actuar como base de los programas de mejora genética.
Las más extendidas
Valduna. Es una de las variedades más populares y su fruto tiene gran calidad y tamaño, color rojizo brillante y sabor dulce, aunque dificultad media de pelado. Es un buen polinizador, con erizos con espinas de longitud media. Es fácil de encontrar en Gijón, Las Regueras, Mieres, Oviedo, Allande, Pravia, Salas, Santo Adriano, Siero Tapia de Casariego, Teverga, Tineo y Villaviciosa.
Chamberga. Sigue a la Valduna en popularidad. Pelarlas es fácil. De color rojizo, brillo normal, calidad marrón natural y sabor dulce, están principalmente destinadas a la industria agroalimentaria, que las convoerte en mermeladas, purés, harinas, por su tamaño más bien pequeño. Presentes en Belmonte de Miranda, Candamo, Grado Las Regueras y Salas, su maduración essemitardía.
Bacoa. De Ibias. Es un buen polinizador, con erizos con púas cortas. Sus frutos, dulces, son los más adecuados para fabricar las famosas castañas confitadas o marrons glacés, gracias a su facilidad para el pelado y su gran tamaño, y maduran en la segunda quincena de octubre.
Grúa. Se localiza en los concejos de Villaviciosa y Parres. Los frutos tienen buen calibre, con calidad marrón natural, pero presentan una dificultad media de pelado y son insípidos, destinados para el consumo en fresco, con maduración entre semiprecoz y semitardía.
Vaquera. Las encontrarás en el Occidente asturiano, en Belmonte de Miranda y Tineo.Son de color oscuro, brillo normal, fácil de pelar y de sabor dulce, pero con un grado de tabicación alto por lo que se desestima para un uso como marrón al natural, pero adecuada para consumo en fresco, con maduración entre semiprecoz y semitardía.
Miguelina. La más precoz de las variedades asturianas, se distribuye por Pravia y Salas y debe su nombre a que su maduración coincide con la festividad de San Miguel. De sabor dulce, el calibre de los frutos es similar a los de chamberga, por lo que se destina para la fabricación de mermeladas, purés y harinas. Los amentos no producen polen y los erizos tienen púas de longitud media
Paré. Ocupa en occidente: Boal, Cangas de Narcea, Castropol, Ibias, Pesoz, Allande, Santa Eulalia de Oscos, Tapia de Casariego y Taramundi. El Serida vincula su amplia distribución a su buena adaptabilidad, sabor dulce y muy fácil pelado, aunque tamaño pequeño, así como a la apreciada calidad de la madera, ya que su nombre hace referencia a las vigas que sujetan la estructura del tejado.
Con un menor interés comercial, el Serida destaca las variedades doriga, llanisca, navexa, pelona y rapuca.