La introducción del ganado ovino en pomaradas ecológicas presenta un beneficio, como constata un estudio del Serida y la experiencia de varios agricultores asturianos

A. S. GONZÁLEZ

Asturias tiene cada vez menos ovejas. Si en los noventa los sacrificios de ovino y caprino en la región alcanzaban las 850 toneladas anuales, en 2021 no se superaron las 38,5. Coinciden los expertos en que la revalorización de la carne de cordero como un producto de calidad es fundamental para frenar el declive así como incrementar la rentabilidad económica de las explotaciones.

La producción ecológica podría ser una baza y un estudio del Serida constata, precisamente, los beneficios de criar ovejas en pomaradas. El Serida abordó la cuestión en el marco del proyecto comunitario EcoLamb, desde la perspectiva de las reses pero distintos agricultores asturianos constatan que la mejora de rendimiento es mutuo.

Subrayan, no obstante, la importancia de que los frutales crezcan en ecológico, lo que no es una rareza en el Principado. De las 4.150 hectáreas de pumaradas asturianas, la mayor superficie se cultiva en clave sostenible. El COPAE suma 136 productores en 41 de los 78 concejos; mucho más que propietarios de explotaciones ecológicas de ovino (25).

La hierba que crece en las pumaradas puede ser aprovechada por el ovino en pastoreo, reduciendo así los costes de mantenimiento y desbroce. A su vez, la presencia de manzanos puede favorecer el bienestar y los rendimientos del ganado al proporcionar refugio y pasto de calidad. La producción de cordero ecológico podría, pues, combinarse con cultivos de frutales como el de manzano de sidra, logrando así una diversificación de la producción que permita obtener ingresos en distintas épocas del año.

El investigador Rafael Celaya constata la mejora en rendimientos y variaciones de peso de las ovejas criadas entre manzanos, que llegaban “en mejor estado” a la época de cubrición, incrementando las posibilidades de quedarse preñadas y parir corderos.

El experimento dejó patente una rareza a la que la comunidad científica aún no ha encontrado explicación: las ovejas se comen los troncos de los árboles. La hipótesis inicial del equipo de trabajo del Serida fue que los animales necesitaban minerales que encontraban en el tronco así que se les suplementó a través de dos vías. Nada cambió.

“Las ovejas no comen la corteza por falta de minerales ni como intento de aliviar su carga parasitaria. Más bien parece que algunas ovejas aprenden y adoptan este comportamiento alimentario para complementar de alguna manera la dieta herbácea para regular la función digestiva o ruminal), aunque no conozcamos el beneficio concreto que les reporta”, detalla el trabajo.

Para que ganado ovino y manzanos crezcan juntos, hay que instalar protectores cilíndricos en los árboles. Así lo han hecho Eduardo Cortés y Jesús García de la Escosura, ambos agricultores integrados en la DOP Sidra de Asturias y que decidieron incorporar ovejas en sus plantaciones de Peñamellera Baja y Campomanes, respectivamente.

El propietario de la finca Terrones, en Lena, decidió hace diez años cobijar ovejas entre sus manzanos y calcula que los animales le ahorran en torno a ocho mil euros al año de gasto en desbroce y siega de sus diez hectáreas de finca. La raza de animal, matiza, es importante –ambos agricultores eligieron xalda- y también las variedades de manzanos plantados.

Los bajos no tienen futuro porque los animales se comen las ramas a su alcance. En los altos, esa suerte de poda les viene hasta bien. Él cultiva raxao, verdialona, amariega, durona de tresali, regona y blanquina.

Existe otro beneficio reconocido tanto por el Serida como por los agricultores: el control de poblaciones de roedores, que pueden producir graves daños. Aunque no desaparecen, la presión que ejercen las ovejas sobre el terreno les lleva a concentrarse en fincas limítrofes. Cortés destaca, además, que con la hierba siempre al ras, los manzanos tienen menos competencia para alimentarse del sustrato. Una de sus fincas –tiene otra en Villaviciosa- está en pendiente lo que dificulta la siega por lo que las ovejas son aún de más ayuda. El mayor problema, en su caso, es la acción del lobo, que se ha comido ya 23 de sus 50 ovejas.

“Esto es un oficio y puede salir muy bien si se hace bien pero, mal llevado, también puede llevar a la catástrofe. Si no trabajas en ecológico, te cargas a las ovejas. Además, hay que tener mastines, pensar bien los árboles que vas a plantar y, por supuesto, cubrir los troncos de los árboles”, resume García de la Escosura.

Las conclusiones del Serida son, también, positivas porque los sistemas mixtos agropastorales de ovino y manzano de sidra representan “una alternativa interesante” en la producción ecológica. Además de diversificar la producción, permitirá ahorrar en costes de fertilización, maquinaria, combustibles y tratamientos rodenticidas “si bien se ha de procurar en todo momento que las ovejas no afecten negativamente a los manzanos”.