Fotos de Carlos Bernal

Somiedo volvió a acoger su particular concurso, «que defiende la ganadería de verdad y la pureza del ganado»

BÁRBARA PANTIGA

Pola de Somiedo volvió a acoger un año más, y ya van treinta, su particular concurso de ganado, diferente y único en toda Asturias, ya que se participa por rebaño. «Son lotes mínimo de cinco animales, conviene que sean muy semejantes, esqueléticamente muy parecidas, del mismo color», explica José Luis Fernández Álvarez, de las fincas La Afayaiza y Los Robles (Piloña), un veterano del concurso que lleva más de 20 años acudiendo. Y es que se tienen en cuenta «un montón de apartados que hace que sea bonito, ves a los animales todos del mismo color, del mismo tamaño, y así defendemos más la pureza del ganado». José Luis es «un ganadero atípico» como él mismo se define, un empresario nacido en un pueblo ganadero que un día compró una finca y se introdujo en el mundo de la Asturiana de los Valles, «creo que es la mejor raza de ganado que hay, es un animal de carne, son vacas muy dóciles y la imagen de Asturias». Para él, este concurso es muy especial ya que «el que defiende la ganadería de verdad, fomenta mucho esto de los rebaños».

Las cosas han cambiado bastante desde esos primeros concursos, como señalan los hermanos Manuel Prado y Elías Alberto Prado, de la ganadería La Era (Llanera). Como José Luis, son asiduos «desde el segundo año que lo hicieron» y reconocen que «cambió mucho, era con lonas, no había mercado». El certamen «empezó arriba en el puerto, cuando hacía viento un año lo llevó todo y quedaron las vacas al descubierto», comentan graciosamente. Pero no solo cambió el espacio, también «los animales progresaron, desde esos primeros años a ahora hay más calidad y más competencia que había».

Para José Luis Riesgo, técnico de ASEAVA y uno de los jueces del certamen, este ha sido un buen año, ya que «participaron bastantes ganaderías, más que otros años, y tenemos unas 400 cabezas aproximadamente, algún ternero y muy buen nivel». A pesar de la situación climática que ha complicado los esquemas de algunos ganaderos, relata que «todo el mundo se sorprende de que las vacas están muy gordas, están muy lucidas», y es que como dice el juez, «vale más lo que el sol deja que lo que el agua lleva».


La crisis económica y temporal ha hecho que «por los costes de forrajes, piensos y demás», ganaderos como Samuel Ruso, de Los Valles (Muros del Nalón), hayan venido a acompañar en vez a participar como «todos los años». A pesar de ello, la pasión por este certamen es tan grande que Samuel reconoce que «aunque no trajera las vacas no me pierdo nunca este concurso, para mi es uno de los más guapos de todo el año».

Tan «guapo» es, que el que lo vive como espectador quiere vivirlo como participante, como José González de la ganadería La Pienda (Las Regueras), que «hace cinco años vine a ver el concurso y me gustó». Este es su segundo año y reconoce que es «algo difícil» el participar, ya que «tienes que tener cinco animales un poco homogéneos en el lote; si tienes una vaca muy buena, pero las cuatro compañeras son muy malas, no haces nada». Esos problemas a la hora de buscar una similaridad entre los animales hace que haya que esperar «a ver la recría que tuviste o si no intentar buscarla, que hoy en día comprar animales buenos es cada día más difícil», ya que «hay muy pocos animales buenos y muy poca gente que los venda».

La ganadería Borja Riesgo Fernández (Valle del Lago) es otra de las novatas del concurso. «Ya bajamos hace veintipico años y ahora tenía ilusiones mi hermano de bajar» cuenta Rebeca, la hermana pequeña de Borja, un joven de 22 años que se acaba de incorporar. «Es el primer concurso al que vamos», y reconoce que esta nueva experiencia, a pesar de ser dura, «se lleva bien».


En ocasiones, tienes la suerte del principiante, como es el caso de Noemí Cano Cabo (Éndriga). Recién incorporada, lleva la ganadería junto a su hermano y ha sido llegar y besar el santo, ganando en el apartado de local. «El concurso supone mucho, bajan y te las ven (las vacas) y te das a conocer como ganadera», explica. «Este año además hay mucha gente y es algo bueno para el concejo», expresa. Y es que lo que ayuda a Somiedo ayuda también a la ganadería, porque como recalca Noemí, «para el concejo es importante no solo el turismo, también la ganadería».