Cristina Secades y su plantación en Los Bayos ganan el concurso de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales y recibirá 8.000 euros para mejorar su plantación

SARA GARCÍA ANTÓN

Tiene cuarenta años y un original proyecto en marcha desde hace unos años que ya da sus primeros frutos y que todavía tiene mucho camino por recorrer. La ovetense Cristina Secades y su plantación de kiwis pequeños acaban de hacerse con el premio que concede la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) en su programa Talenta. Cristina y Kiwín Bio, que así se llama su empresa, se han impuesto sobre cientos de candidaturas de todo el país. ¿El premio? 8.000 euros que ya tiene un destino claro: dotar de agua potable a su plantación.

Esta carencia de agua potable y el afán de superación de Cristina fueron las dos cuestiones que llamaron la atención de Fademur, que presta también asesoramiento a la ganadora para reinvertir el dinero del premio en su negocio. Los premios se fallaron y entregaron hoy en Madrid.

Un negocio que en el caso de Cristina está en plena expansión. En cuatro años la previsión es que alcance su máxima producción y alcance una tonelada de kiwis pequeños, «son casi como una uva y se comen con la piel», dice esta ingeniera forestal que un día decidió repensar su vida y regresar a Los Bayos, la finca de su familia entre Llanera y Gijón en la que pasaba los veranos y donde se fue cincelando su pasión por la naturaleza. Corría 2016 cuando tomó la decisión de iniciar una nueva aventura y plantar con kiwis mini las dos fincas familiares, de unos 5.000 metros cuadrados cada una de ellas. «También empecé a mirar lo que comía, la alimentación es un tema que me preocupa… Lo que quiero para mí es lo que pretendo ofrecer, productos que tengan un valor nutricional superior al habitual», explica Cristina. Así, se puso manos a la obra y cuida con delicadeza y paciencia sus pequeños kiwis. Recoge la cosecha una vez al año, cuida la tierra con mimo y todo, o prácticamente todo, el biológico en su explotación. Es en septiembre cuando se dan estos kiwines. Y es entonces cuando se ponen a la venta, directa, en la propia finca. Eso sí, este año Cristina tiene la intención de acudir con su producto al mercado del Fontán y al de Raíces.

De momento, sigue superando las trabas del día a día, la compleja burocracia que hace que todo vaya más lento. Y la falta de agua potable. «El riego lo hago con agua del río, que tengo uno cerca. Pero para lo otro tengo que buscarme la vida, llevo más de un año tramitando con Confederación, pidiendo permisos a Gijón…», cuenta. «Que me traigan el agua desde Gijón cuesta 20.000 euros, así que hasta ahora traigo yo el agua, con garrafas…», añade la ganadora del programa Talenta en la categoría de mujer rural emprendedora, la categoría absoluta.

Además de los kiwis mini, Cristina también tiene ocas y gallinas, en su afán de que todo sea lo más biológico posible. «Hay zonas en las que sí tengo que hacerlo con maquinaria, pero son ellas las que ‘siegan’ la finca. Con ellas, se reduce el tema de plagas y fertilizan. Y, además, ponen huevo», añade.

En su obrador, además del kiwín, que vende en cajas de cartón biodegradables mezclando diferentes variedades, no faltan tampoco las manzanas y los productos de la huerta. «Desde el principio me propuse que prevaleciera la calidad frente a la cantidad», remarca Cristina.

El programa Talenta es una iniciativa creada por la compañía agrícola Corteva y Fademur  para empoderar a las mujeres de la España rural y en esta ocasión, además, con la colaboración de la Universidad de Sevilla se estrenó la categoría Cátedra Corteva:  Natalia Escaño ha sido la galardonada, con su proyecto Lana Merimorena,

La entrega de los premios quedó enmarcado en la celebración del Día Internacional de la Mujer y contó con Isabel Bombal, directora general de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

También participación de Teresa López, presidenta de Fademur; Manuel Melgarejo, presidente de Corteva para España y Portugal; y Manuela Díaz en representación de la Cátedra Corteva.