Concentrados ante la sede de Presidencia, en Oviedo, reclamaron «controles eficientes en las zonas de seguridad» para evitar más daños

LUCÍA LÓPEZ PÉREZ

Aseguran no querer que se extingan los jabalíes, pero sí que estén controlados. Los ganaderos no pueden más y por ello, en la mañana de este viernes algunos de ellos se han concentrado, convocados por Unión Rural Asturiana (URA), frente a la sede de Presidencia, en Oviedo, para reclamar «respuestas excepcionales» ante la «pésima gestión por parte de la consejería» del control de la población de jabalíes en algunas zonas, especialmente en la parte urbana.

Desde URA advierten de que el aumento de la población de estos animales «es paralelo» al aumento de lobos en los montes. Esto hace que los jabalíes bajen a las zonas urbanas para protegerse de los ataques del lobo, llegando a notarse su presencia «a plena luz del día» en grandes poblaciones. Remarcan asimismo la peligrosidad de esta situación ya que, no solo dañan fincas y cultivos, sino que «recientemente han llegado a atacar a personas». Igualmente, desde el sindicato remarcan que los jabalíes también atacan los ensilados de maíz, lo que ocasiona daños económicos y sanitarios.

Entre las soluciones que aportan los ganaderos, destaca una: «La posibilidad de abatir más jabalíes, incluso durante todo el año, en las áreas más conflictivas, amparándose en estudios científicos coherentes». Junto a esta, piden asimismo «retomar las modificaciones de la Ley de Caza», para que se garantice el derecho a defenderse de los ataques «con los requisitos que haga falta» como licencia de caza, coordinación con la guardería o la Administración regional. «Necesitamos controles eficientes en las mal llamadas zonas de seguridad», subrayan.

El secretario de URA, Borja Fernández, ha asegurado que estas propuestas ya se han puesto en conocimiento de la Consejería de Medio Rural. «Estamos a la espera de respuesta», decía. Junto a él se reunieron en Oviedo ganaderos como Félix Feito, de San Claudio. Su zona está bajo la denominación de «zona de seguridad», por lo que la «población de suidos es mayor que en otras partes». Sostiene que el principal problema es que «se han cambiado los baremos, distinguiendo entre aquellos prados en los que siegas y aquellos en los que paces. Un cambio por el que las indemnizaciones por los daños causados por los jabalíes se reducen y pasan de pagarte doce céntimos a pagarte cuatro». Una situación a la que se añade la imposibilidad de poder trabajar en el prado debido a los daños y que produce más pérdidas que beneficios. «Ha llegado a un nivel de plaga», lamenta Feito.