El manejo del ganado caprino en el entorno de los brezales es beneficioso en términos nutricionales y sanitarios y permite prolongar la estación de pastoreo

A. S. GONZÁLEZ

Dice el refrán que la cabra tira al monte. Alcanzado el cerro, lo ideal es que sus siguientes pasos le acerquen a los brezales, especialmente durante los meses de verano y otoño la época del destete. Un estudio del Serida, publicado en 2022, analiza los rendimientos e infecciones parasitarias de estos animales pastando en praderas de monte o matorrales tras dejar de mamar.

La fase que comienza cuando las crías se separan del pecho de su madre es muy importante en el ciclo productivo ya que al inicio de otoño se incorporan los machos para la época de cubrición. Al parar la producción de leche, las necesidades energéticas se reducen pero la disponibilidad de pasto apetecible y su calidad también merma, lo que puede comprometer el estado corporal de las cabras y menguar sus tasas de reproducción.

Los efectos de la composición botánica del pasto afecta a los rendimientos del ganado. Por un lado, por la vía nutricional y, por otro, por la del estado sanitario. Durante tres años, los técnicos del Serida analizaron la alimentación de las cabras en la finca de monte El Carbayal (Illano) y sus rendimientos, para averiguar si la baja calidad nutritiva de ciertos matorrales podría compensarse con un mejor estado sanitario de los animales para llegar a la época de cubrición con una adecuada condición corporal.

Las cabras pastaron en vegetación, praderas, brezales y tojales tras el destete de sus crías. Las variaciones de peso y condición corporal del ganado caprino “son tan favorables en matorrales de brezal como en praderas mejoradas de raigrás y trébol, aunque peores en los tojales”.

La infestación parasitaria gastrointestinal fue “significativamente menor” en los brezales gracias a los taninos, lo que compensa el menor valor nutritivo de la vegetación en comparación al pasto sembrado y también respecto al tojal, “dándose unos rendimientos aceptables en las cabras para su cubrición hacia el final de la estación de pastoreo y conseguir su éxito reproductivo”.

Además de llegar en buen estado para la época de cubrición, las cabras podrían aguantar más tiempo pastando en los brezales y manteniendo unos rendimientos aceptables, gracias a sus menores tasas infectivas a esas alturas del otoño, alargando la estación de pastoreo antes de su estabulación al comienzo de la invernada, lo que además supondría un ahorro en costes de alimentación y de tratamientos sanitarios.

Por todo ello, propone el Serida “el manejo post-destete de las cabras en los brezales, sin que se observen efectos negativos sobre las respuestas productivas de las cabras”. Esto permitiría un manejo más flexible en las zonas de monte donde abunden este tipo de matorrales, por ejemplo, reservando las praderas para los animales con requerimientos nutricionales y energéticos más exigentes.

Aunque las cabras hacen un buen uso de los tojales en primavera, su utilización en verano-otoño tras el destete no sería aconsejable ya que les cuesta mucho mantenerse en buena condición en este tipo de matorrales espinosos, añaden los autores del trabajo, Rafael Celaya y Urcesino García Prieto, cuya recomendación final pasar por emplazar “las cabras en brezales con pequeñas zonas de prado o pradera.