La miel incorporará en su etiqueta los países de procedencia y el porcentaje mezclado pero la reforma legislativa comunitaria «no ataja el problema estructural», sostiene el sindicato COAG

A.S. GONZÁLEZ

«Acabaremos con las prácticas fraudulentas en torno a las etiquetas de la miel, que en el futuro deberán indicar claramente los países de origen y, en el caso de las mieles mezcladas, las proporciones respectivas de los países de origen en porcentajes», prometía en diciembre el eurodiputado austriaco Alexander Bernhuber.

El Parlamento Europeo busca etiquetas claras para la miel y se ha puesto manos a la obra después de que un informe elaborado por la Comisión Europea evidenciara que el 46% de las muestras del producto analizadas en el espacio comunitario —en España se elevaba hasta el 51%— eran sospechosas de fraude.

El uso de jarabes de azúcar para abaratar precios, la adaptación de mezclas de miel y azúcar para eludir su detección antes de las operaciones de importación, el uso de aditivos y colorantes y el enmascaramiento de su origen geográfico mediante la falsificación de la trazabilidad y la eliminación de polen son prácticas comunes.

Para esquivarlas, Europa propone un sistema de trazabilidad que permita identificar el origen, con una excepción para los pequeños apicultores comunitarios. También planten establecer un laboratorio de referencia para la miel que detecte la presencia de adulteración mediante análisis sistemáticos.

Advertía la UE que las nuevas técnicas que eliminan los azúcares naturales en los zumos, confituras, jaleas o leche no deben conducir al uso de edulcorantes para compensar el efecto de la reducción del azúcar en el sabor, la textura y la calidad del producto final. Las etiquetas tampoco deben contener declaraciones sobre propiedades positivas, como los beneficios para la salud. «Esto, junto con otras medidas, protegerá a los consumidores y apicultores de la miel adulterada y facilitará la elección informada de los consumidores a través de una mayor transparencia», añadía el representante público.

El sindicato agrario Coag considera, sin embargo, que «la Unión Europea UE vuelve a dejar al sector apícola español con la miel en los labios» al responder solo parcialmente e ·reivindicaciones históricas». Cree que las propuestas de la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo en torno a la modificación de la Directiva que regula la comercialización del néctar «no pretenden atajar realmente el problema estructural que está generando la crisis que enfrenta el sector ya que se han dejado fuera cuestiones de gran calado».

Responden solo parcialmente a reivindicaciones históricas del sector pero apunta Pedro Loscertales, responsable del sector apícola de COAG, a múltiples contradicciones a la hora de legislar de la autoridad comunitaria y explica, por ejemplo, que ni se prohíbe la miel filtrada ni se la categoriza como miel industrial. «Hay miles de ejemplos en la normativa europea que establecen una cosa y su contraria, trazabilidad, calentamiento de producto, controles, determinación de origen, mezclas», añade.

La miel incorporará en su etiqueta los países de procedencia y el porcentaje mezclado pero la reforma legislativa comunitaria «no ataja el problema estructural», sostiene el sindicato COAG
El uso de jarabes, el enmascaramiento del origen de la miel, la falsificación de la trazabilidad o la eliminación de polen, son prácticas ya prohibidas, explícita o implícitamente, por la normativa europea desde hace años y aún así se llevan a cabo. Poner negro sobre blanco que esto ocurre, opina la organización, «no va a impedir que determinadas empresas sigan lucrándose con las importaciones. No va a debilitar la estructura que les permite seguir presionando a apicultores y apicultoras hasta el abandono de su actividad».

COAG no cree que el cambio legislativo solucione «un problema cuya raíz estructural no se está pudiendo o queriendo abordar» pero, aún así, celebra los «logros» alcanzados.