Serida y CTIC se integran en una red nacional de investigación en ganadería de precisión y digitalización animal

A. S. GONZÁLEZ

¿Puede un ganadero tener a sus reses controladas 24 horas al día, los siete días de la semana? Monitorizar los animales a través de herramientas inteligentes orientadas a la mejora de la eficiencia en las explotaciones y de la calidad de los productos es una tendencia en auge. La revolución digital llega a pie de monte y granja.

Asturias no quiere permanecer ajena al fenómeno y Serida y CTIC se han integrado en la Red de investigación en ganadería de precisión y digitalización animal. Los organismos sellaron su participación en este espacio colaborativo en las Jornadas de Producción Animal AIDA celebradas en junio en Zaragoza, en las que los representantes del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario presentaron cinco comunicaciones y un póster.

El investigador del Área de Sistemas de Producción Animal Rafael Celaya compartió la experiencia de dotar a vacas, ovejas y cabras de collares GPS en los montes asturianos, un proyecto llevado a cabo en la finca «El Carbayal» (Illano), a más de 800 metros de altitud, y financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI). La ganadería de precisión ha avanzado mucho en las explotaciones intensivas pero aún queda mucho recorrido en los sistemas extensivos, con sus propias particularidades.

La baja cobertura en zonas de monte puede suponer un hándicap. Los 16 dispositivos debían enviar información cada media hora, un total de 48 registros diarios; sin embargo, la media fue de 31 por los cortes de señal. Con todo, los collares GPS permitieron determinar la alimentación de las reses. En 20 días entre junio y noviembre, el Serida conteó las localizaciones de cada animal en prado, matorral (brezal-tojal) y pinar.

Las cabras pastaron durante mucho más tiempo en el matorral (un cincuenta por ciento) que las vacas y las ovejas. Los prados fueron más utilizados por el vacuno y el ovino (un 90% ), mientras que no hubo diferencias entre las tres especies en la utilización de los pinares (solo un 4%). Los datos no difieren de investigaciones previas pero antes su obtención requería de prismáticos y muchas horas de guardia en el terreno.

El siguiente paso será el estudio de los cercados virtuales. El sistema es similar al del GPS pero permite marcar digitalmente una parcela y, cuando la res se acerca el borde, se dispara una alarma sonora el tiempo que el animal recibe un “calambrazo”. En poco tiempo, el ganado conoce los límites. Cuenta Celaya que una de las cuestiones a investigar es el manejo de estos dispositivos, que suponen una inversión considerable.

El Serida analizará, entre otros aspectos, si dotar a los “líderes” del rebaño del dispositivo es suficiente para contener a todos los ejemplares mientras el resto aprende por imitación con el soporte tecnológico del CTIC para optimizar procesos.

La ganadería de precisión no solo facilita el manejo de los animales y la obtención de datos. Puede contribuir a hacer las explotaciones más sostenibles, favorecer el bienestar animal –permite, por ejemplo, anticiparse a una cojera o detectar enfermedades de lactancia- y también la eficiencia alimentaria.