La piloñesa Irene González se estrenó este jueves como ayudante en la subida de reciella / G. P.

Un total de 1.086 cabras y ovejas permanecerán en extensivo en los Picos de Europa en una temporada marcada por el temor al lobo y la sequía

GLORIA POMARADA

Como cada 1 de junio desde los ocho años, el pastor cangués Antonio Fernández puso rumbo este jueves a la Montaña de Covadonga, donde la reciella permanecerá pastando en extensivo hasta la llegada del mal tiempo. El próximo lunes 12 cumplirá 75 años y él mismo confiesa que su labor pasa ahora por ayudar a su hermana Covadonga Fernández, elaboradora de queso Gamonéu del puertu. Lo cierto es que, pese a la edad, el emblemático Antonio, el mayor de los pastores de la Montaña de Covadonga, sigue derrochando vitalidad y sabiduría. «El año pasado estuve aquí hasta el 4 de diciembre. Mi felicidad es esto. Mientras que tenga por los pantalones, vendré con el palo en la mano», indicó. En la jornada de apertura de pastos para el ganado menor, lo hizo con las 150 ovejas y 60 cabras que entre él y su familia, ayudados por los piloñeses Rubén e Irene González, condujeron a la majada de Gumartini.

Esta temporada serán más cabras y ovejas las que asciendan a esos pastos de los Picos de Europa. Según los datos del Ayuntamiento de Cangas de Onís, las reses de ovino se incrementan un 12,4% y alcanzan las 778. El caprino, por su parte, sube un 9,6%, hasta las 308.  El motivo está en la apuesta por el queso Gamonéu, dada la mayor rentabilidad. «El queso es lo que vale, los cabritos no valen nada», indicó Antonio Fernández.

Los problemas que los pastores afrontan esta temporada se repiten, desde los económicos al lobo. «Está machacando ya las vacas grandes, no sé dónde vamos a parar. El puertu tan mal gobernado yo no lo vi, mandan los ecologistas y los de los sillones», lamentó el veterano pastor.

En la misma apreciación coincidió su vecino de majada, José Luis Alonso, que es además el más joven de los elaboradores de Gamonéu del puertu. «Los lobos ya mataron terneros. Yo tengo los mastinos, es la única opción, pero milagros no hacen», expresó. También ha decidido que su ganado permanezca «más repartido por el terreno». Este jueves subió 90 ovejas y 80 cabras, a las que se suma el medio centenar que dejó en la zona de Uberdón.

En cuanto al estado del pasto, Alonso indicó que «está verdín, pero no tiene mucha comida». Recordó asimismo que siguen presentes los problemas por la sequía, que ya padecieron el pasado año, sin soluciones hasta la fecha. «Hay poca agua. La fuente es pequeña y llevamos años protestando», apuntó.

«Yo me crié en el puertu y cambió mucho, pero para peor», expresó Juan Ramón Huerta, quien acudió a la Montaña de Covadonga para ayudar a la familia Valle Fernández. Para otra de las ayudantes, la piloñesa Irene González, de 25 años, la de este año es su primera experiencia en la jornada de apertura de pastos. «Es muy guapo», destacó la joven, estudiante de Biología.

Con la reciella ya en los Picos, los cuatro queseros que aún resisten de Gamonéu del puertu podrán comenzar ya la elaboración. En los pastos está desde el 25 de abril el ganado mayor. En total, la Montaña de Covadonga albergará este año 5.890 reses.