La identificación electrónica, obligatoria a partir del 30 de junio, no ofrece «garantías adicionales» y supondrá un mayor coste y burocracia para los ganaderos

A. S. GONZÁLEZ

La identificación electrónica de las reses será obligatoria a partir del 30 de junio, imposición que rechazan las organizaciones agrarias y que ASAJA resume en una frase: «más trabas, más burocracia y mayores costes para los ganaderos de vacuno extensivo».

El mayor coste de los crotales y de los duplicados, la imposibilidad de realizar el movimiento de animales que han perdido el distintivo hasta su sustitución, o el manejo y la distorsión que se dará con los animales importados, en los que esta identificación no es obligatoria, son algunos de los problemas que identifica el colectivo.

ASAJA censura que se implante, «sin escuchar al sector», un sistema que la mayoría de los países de la Unión Europea ya han rechazado y que no ofrece garantías adicionales. La autoridad comunitaria no obliga, de hecho, a implantar el sistema; según el informe de la Comisión Europea publicado en agosto de 2023 solo cinco países han establecido la identificación electrónica obligatoria en todo su territorio.

La propia Unión Europea reconoce, en los considerandos de ese documento, que imponer con carácter obligatorio, la identificación electrónica podría tener efectos económicos adversos para algunas explotaciones y apuesta por la voluntariedad de la medida, como también hace ASAJA.

El sindicato cree que el crotal auricular, vigente en la actualidad, es suficiente para garantizar la trazabilidad de los animales. El sistema permite la identificación individual de las reses desde su nacimiento, con un número propio y exclusivo, su DNI, que llevan prendido en ambas orejas.

La incorporación del dispositivo electrónico permite acceder a través de un lector a los datos del animal, mejorando la trazabilidad. La digitalización mejora el acceso a la información y proporciona seguimiento preciso e individual de cada animal desde el momento en el que nace, hasta que se procesa su carne o derivados.

ASAJA considera, sin embargo, inaceptable que tenga que la identificación electrónica se imponga de forma obligatoria en todo el sector y advierte que, se quiere trabajar en este sentido, en primer lugar, tendría que facilitarse y promoverse la digitalización de la cadena.

«La identificación electrónica puede suponer un avance en la automatización de los procesos en los cebaderos industriales, para que sea realmente útil a nivel general es necesario que la cadena esté preparada con la tecnología adecuada. Es evidente que en este momento no se da esta circunstancia», sostiene.

Unión de Uniones, representada en Asturias por Usaga, instó hace meses también insistió hace meses al Ministerio a eliminar la imposición, convirtiéndola en una decisión voluntaria. Quienes «se benefician de este cambio son eslabones superiores de la cadena, como mataderos o la propia administración» pero el incremento en el coste de los crotales lo asumirá «como siempre» el ganadero, denunciaba entonces.