Algunos quesos asturianos / Foto: Xuan Cueto

Al país llegan, según datos de la patronal, más de 300.000 toneladas de piezas de bajo valor añadido elaboradas en el Norte de Europa

A. S. GONZÁLEZ

El liderazgo de España en el ovino y el caprino de leche se ve amenazado por la falta de competitividad y por los nuevos modelos de producción de nuestros competidores europeos. La advertencia la lanzó la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) durante la presentación de la segunda edición del Barómetro del sector lácteo, una iniciativa destinada a dar a conocer periódicamente los datos más relevantes del sector.

Las estrategias de países con nuevos modelos productivos, como Holanda en el caso del caprino de leche, están poniendo en riesgo la posición dominante del país en el mercado. Históricamente, España ha sido uno de los líderes europeos en producción de leche de oveja y cabra.

La situación es «muy compleja». La producción nacional mengua al tiempo que el país recibe «más de 300.000 toneladas al año de quesos de bajo valor añadido de países del norte de Europa, que pone en jaque al sector quesero nacional». La amenaza afecta tanto al consumo local como internacional porque los quesos ‘made in Spain’ pierden posiciones en los estantes de los supermercados españoles pero también en mercados exteriores como Estados Unidos, Reino Unido o Australia.

«Esta situación tiene un claro damnificado: el queso tradicional español elaborado con leche pura de oveja, cabra o mezclas», subraya la patronal, que desvincula el problema del precio que reciben los ganaderos por su leche. «Aunque crucial, no es el único factor que explica la evolución de la producción de leche como materia prima», subraya Luis Calabozo, director general de la federación sectorial.

Apunta a otros aspectos estructurales y sociales, desde la falta de relevo generacional en las granjas a las nuevas exigencias europeas en materia de sostenibilidad medioambiental. Sus palabras ya han encontrado réplica por parte de ASAJA que índica que son precisamente los bajos precios los que han desincentivado la inversión y el crecimiento de las ganaderías y han puesto a muchos profesionales «al borde la quiebra». El desabastecimiento generado por esta situación se traduce en «el precio alcista» de la leche.

Fenil cree que para revertir la situación es preciso trabajar en «la mejora de la competitividad a lo largo de toda la cadena, la colaboración de las administraciones y la toma de conciencia por parte del consumidor». El sindicato agrario señala a las empresas lácteas, «objetivamente no son competitivas». Les acusa de no haber aprovechado los beneficios para crecer, de dejar de lado la innovación, de apostar por «leche barata y de peor calidad de importación» y de no abrir mercados dentro y fuera de Europa.

El cliente tiene, al final, la última palabra: «Es fundamental que los consumidores opten por quesos elaborados en nuestro país, ya que ello tiene un impacto vital en la economía de las zonas rurales», añade.