Potro Hispano-Bretón de las montañas de Asturias junto a su madre

La carne de potro de la raza Hispano-Bretón de las montañas de Asturias es incluso más rica en proteínas que la carne de conejo o de cordero, algo que en España no se valora a diferencia de otros países. La asociación que en Asturias cría esta raza trabaja por se reconocimiento oficial

M. RENDUELES

Adaptados a las condiciones
La agricultura tradicional conocida hasta finales del siglo XX utilizaba a animales de carga, el potro o el buey, para trabajar las tierras. Por este motivo se buscaba la mejora de la especie con el objetivo de su adaptación al territorio, la geografía y el clima característico de cada región. Actualmente estas razas se han ido orientando a producir potros de carne.La cría del caballo de carne en España ha estado tradicionalmente limitada al Norte peninsular: Asturias, Cantabria, norte de Castilla-León, País Vasco, Navarra, La Rioja y Cataluña, principalmente.

Cuenta Adrián Lagar, presidente de ACGEMA (Asociación de criadores de Hispano Bretón de la Montaña Asturiana), que «se trajeron sementales de otros países» para mejorar el tipo de yegua que había en nuestro país. «Eso dio origen a todas las razas equinas que hay en España», Todas ellas adaptadas a las características del terreno de cada zona. Por ejemplo, «en las zonas que el terreno es más montañoso el caballo tiene que ser más pequeño, más cercano a tierra» y viceversa. Por consiguiente, actualmente en España tenemos razas cárnicas de potro que son diferentes morfológicamente pero que a su vez tienen el mismo origen genético.

La Raza Hispano-Bretón de las Montañas de Asturias
La raza Hispano-Bretón de las montañas de Asturias y al igual que muchas de las razas equinas de nuestro país, como es el Caballo de Monte del País Vasco, nace del cruce entre yeguas de origen español y sementales foráneos. En este caso, la cabaña del Hispano Bretón surgió a partir del cruce de yeguas de trabajo y carne de la región con razas pesadas europeas, principalmente Bretona y Ardenés.

La necesidad de la unión, «porque al final uno no se puede profesionalizar o avanzar si no hay unión», fue lo que dio lugar en 2010 a la asociación ACGEMA. Actualmente cuenta con más de mil treinta socios y su objetivo es «no ser menos que otras comunidades autónomas». A diferencia del caballo vasco por ejemplo, el hispano bretón no está reconocido oficialmente por el Gobierno como animal autóctono de Asturias. Y como consecuencia Adrián confiesa que los criadores asturianos de ganado equino «no jugamos en igualdad de condiciones» con respecto al resto de España. Para competir en un mercado productivo y justo, esta situación debe cambiar. Por ello, se definen como proactivos al llevar a cabo proyectos de inseminación para mejorar genéticamente la raza u otros como ‘Go Cavale’ que busca incrementar la demanda y consumo de la carne de potro asturiano, conserva la raza, mejorar el aprovechamiento de los pastos o fijar población en el medio rural. También han desarrollado un sistema de ventas conjuntas entre todos los socios. En definitiva «tenemos que profesionalizar la parte cárnica» y por ello han desarrollado las ventas conjuntas de los socios.

Refiriéndose al ganado equino, Adrián reconoce que en Asturias contamos con distintas especies gracias al terreno tan variado de la región, aunque «donde más abunda esta especie es en la montaña». Por ello, el potro asturiano cuenta con una anatomía «corpulenta, de extremidades no muy largas y muy cárnicos puesto tienen mucho perímetro torácico», parte del cuerpo del animal «donde hay carne». Esta cabaña ganadera tiene una gran resistencia, afirma Adrían, ya que en «Asturias los inviernos son muy duros y muchas veces están a gran altitud».Estas características también hacen que la carne de potro sea especial y tenga grandes propiedades, «incluso mejores que la del cordero o el conejo», por ejemplo. En ACGEMA llevaron a cabo un estudio para determinar la curva de crecimiento de estos animales o el valor de la carne. En él se demostró que es alta en omega 3, sus valores grasos son casi nulos y cuenta con un valor proteínico muy alto. A pesar de esto, Adrián asegura que «hay un handicap tremendo con consumir carne de potro en España».

«Antiguamente se utilizaba cuando un niño estaba malo o le faltaba hierro», o «quizás sea por la tradición del caballo de montura en España» por lo que no está socialmente aceptado el consumo de esta carne. Desde ACGEMA y su proyecto ‘Go Cavale’, desarrollan productos a base de carne de potro, como pastramis o solomillos para posteriormente hacer degustaciones «y la gente se sorprende del sabor que tiene esta carne» y que «es apreciada en otros países». Tanto es así que la mayor parte de sus ventas son exportadas fuera de España.

Suscritos a ACGEMA hay más de 2500 animales. La época del año en la que paren es entre abril y junio y una vez nacen, suben a los puertos hasta que bajan las temperaturas y llega el invierno. En ese tiempo el valor del potro para su venta se revaloriza pudiendo llegar a los mil euros, un precio considerablemente mayor al de una ternera. El proyecto de inseminación con el que trabaja la asociación busca la mejor genética, para ello seleccionaron entre varios potros, a dos sementales con las que inseminarán este año a 125 yeguas. Todo con el objetivo de crear una marca de calidad y conseguir el sello de denominación de origen y raza autóctona de la Montaña de Asturias.

Y como no, el lobo una vez más es un problema que también quita el sueño a este sector. Adrián está convencido de que «acabará con la ganadería extensiva, porque dentro de diez años no podremos tener ningún animal en los puertos». Explica que el hecho de no hacer ningún control poblacional «pensado que la naturaleza se va a regular sola» es inviable y se nota cada año en el número de animales que tienen los ganaderos.

La ganadería equina podría ser un complemento para los ganaderos dedicados a la cría y producción de otros animales, no solo por la subida de precios y las condiciones actuales del sector primario. Adrián apunta que «el aprovechamiento de pastos sería mucho mayor, ya que lo que no comen unos animales lo comen los otros».