Los guipuzcoanos Aratz e Iñaki Oliden, en la final del concurso de arrastre de bueyes / J. M. P

Las compras de franceses y belgas contribuyen a mejorar los datos de otros años. El vacuno se pagó de media a 3.000 euros y alcanzó los 3.600

JÉSSICA M. PUGA

Buenas ventas, buenos precios y una organización sobresaliente es lo que dejó la feria ganadera de San Isidro, que durante el fin de semana se celebró en el recinto de Ables con unos 4.000 animales. El espacio estrenaba la certificación para la exportación directa a toda la Unión Europea, y eso «favoreció las transacciones y su cotización», explicó el director técnico de la feria, Eliseo López. Sobre todo las que atañen a los équidos, cuya presencia aumentó en la presente edición en contraposición con el ganado vacuno, que disminuyó.

«Se ha aumentado la cotización de los caballos de carne, que se han vendido a Francia y Holanda, y bóvidos a Holanda», detalló López, haciendo referencia a que facilitar el transporte y el manejo de los animales ha hecho además que los operadores franceses y belgas hayan «pagado más». Según los datos oficiales, se vendió el 90% del ganado equino por precios que oscilaron entre los 5.000 y 6.000 euros, «lo que antaño era impensable», matiza el director técnico de la feria. El récord lo consiguió un caballo cuya venta se cerró por 6.300 euros. Los potros alcanzaron números «muy aceptables».

La primera semana de mayo no es la mejor para el mercadeo de vacuno que, además, está pasando un momento complicado. «En Extremadura y Castilla y León están sacrificando mucho porque no hay comida ni agua. Es un ganado que vale dinero y cuesta vender», incidió López. El precio medio pagado en Llanera este fin de semana rondó los 3.000 euros, siendo el récord 3.600 euros y 2.200 por una vaca de carne del mismo concejo, «un gran precio», valoró.

En la jornada de ayer tuvo lugar una exhibición de labranza, donde se lucieron utensilios como sembradoras y la mula ‘Paquita’ recibió un homenaje por haber salvado a una yegua atrapada en el río Caudal en enero. También se celebró el concurso de arrastre de bueyes, que enfrentó a cántabros y vascos y del que salieron vencedores los guipuzcoanos Iñaki Oliden y su hijo Aratz.

«Seguimos demostrando nuestro firme compromiso con el campo asturiano. Estamos felices y satisfechos de ver que la feria crece, mejora, y sobre todo, mantiene intacto el espíritu que la impulsó: ayudar al sector y que haya muchas ventas», valoró el alcalde Gerardo Sanz.