Las ventas fueron ayer «despacio» en la feria ganadera de Santa Teresa de Infiesto, marcada por los costes y el repentino mal tiempo. / G. P.

Infiesto reunió a 1.500 reses con ventas más «flojas» de lo previsto y precios que siguen sin compensar los costes de producción

GLORIA POMARADA

Las previsiones no se cumplieron ayer en la feria ganadera de Santa Teresa de Infiesto, donde no acompañó ni el siempre determinante tiempo ni las ventas. El día amaneció en Piloña con una bajada de temperaturas y lluvias intermitentes que restaron afluencia de público y compradores. No así de reses, en torno a 1.500 según los cálculos de la organización. «Son menos que el año pasado, pero tampoco mucho», explicó el concejal de Ganadería de Piloña y también ganadero, Armando Gutiérrez. Las transacciones, explicó, fueron «despacio» a lo largo de la mañana y el motivo reside en «muchos factores». Entre los principales, el precio de piensos y forrajes y el temor a la fiebre hemorrágica. «Lo del mosquito también nos afecta», detalló el edil.

Los animales se distribuyeron este año por una mayor superficie del antiguo recinto de la piscifactoría

Los animales se distribuyeron este año por una mayor superficie del antiguo recinto de la piscifactoría

Para el tratante cangués José Antonio García ‘Toño el de Mestas’, también regidor de pastos de la Montaña de Covadonga, no ayuda la «situación actual de encarecimiento de piensos y forrajes». Tampoco las fechas, pues «estamos en el Pilar y tenemos el invierno encima». «La feria está floja, pero como vienen siendo todas», consideró. En su caso, vendió los 40 ejemplares de asturiana de los valles y limusina que había desplazado a la capital piloñesa. Los mejores precios fueron los alcanzados por la raza limusina, ya que «está de moda por ser una vaca con una aptitud cárnica importante, que en Galicia y el norte de Portugal tiene mucho éxito», detalló García. Esas reses se vendieron a una media de 1.500 euros, mientras que las casinas oscilaron entre los 600 y los 800 y la asturiana de los valles entre los 1.200 y 1.500. En la tarde del miércoles se llegaron a registrar ventas de más de 3.000, «pero eso no es la feria, es un caso», recordó Gutiérrez.

Organización, «un diez»
Complicada fue también la venta de xatos, con poca presencia de animales y aun menos transacciones. «Es algo raro, es que ni preguntan. El que quiera vender, los tiene que casi regalar», apuntó Guillermo Gómez, ganadero de Caldueñu, en Llanes. En su caso acudió a Infiesto con catorce xatos cruzados, por los que pedía 500 euros. «Hasta ahora se venía vendiendo, pero se paró. Está el forraje carísimo, vale tres veces más que el año pasado», lamentó. A los problemas sumó los ataques del lobo.

La presencia de caballos fue limitada en Infiesto.

La presencia de caballos fue limitada en Infiesto.

Manuel Traviesa, de la localidad canguesa de Igena, vendió cuatro casinas paridas a una media de 800 euros, frente a los 1.000 a los que aspiraba. La también canguesa María del Carmen Allende, de Santianes de Ola, había vendido a media mañana tres terneros de los diez con los que había acudido. Los precios, explicó, oscilaron entre los 350 y los 400 euros en casina. «Lo esperábamos mejor, la feria está fría. Floja de tratantes y de todo», señaló. Aludió asimismo al encarecimiento de los costes de producción y al temor a un invierno que se plantea «malísimo». «Vino el verano de seca y hay poca hierba», detalló.

Guillermo Gómez, de Llanes, junto a sus xatos

Guillermo Gómez, de Llanes, junto a sus xatos

Pablo Fernández, de Tineo, acudió con 18 reses de asturiana de los valles y apuntó también a la problemática de la subida de costes. No obstante, precisó, la de Santa Teresa es «una feria buena, de las mejores de Asturias». Este año el ganado se repartió por una mayor extensión de fincas para mayor comodidad. «La organización un diez», valoró José Antonio García, ‘Toño el de Mestas’.