Un veterinario aplica la vacuna contra la lengua azul / Susana San Martín
Asturias Ganadera recuerda los «terribles» efectos secundarios de la última campaña de inmunización frente a la lengua azul y reclama una partida económica para sufragar posibles pérdidas
A. S. GONZÁLEZ
«La decisión de vacunar o no a los animales debe ser de los titulares de las explotaciones», subraya Asturias Ganadera. La obligatoriedad de inmunizar a la cabaña de ganado ovino y bovino frente a la lengua azul ha generado «gran malestar y preocupación» entre los profesionales del campo.
Su miedo parte de la memoria ya que, una década atrás, cuando se produjo la última campaña de inoculación contra el mal, los efectos secundarios fueron «terribles» entre las reses: abortos, «debilidad permanente y muerte por caquexia». Entonces, nadie asumió «responsabilidades». No hubo indemnizaciones y la Administración no reconoció oficialmente «la relación que existía entre la vacuna» y las pérdidas gestacionales y decesos.
La directora general de Ganadería y Sanidad Agraria, Rocío Huerta, sabedora de la desconfianza, trasladó un mensaje de tranquilidad el día de arranque de la campaña de vacunación: «En 2007 cuando se vacunó a las vacas contra esta enfermedad, hubo gran cantidad de efectos adversos, y por supuesto, esta situación no deja de preocupar a los ganaderos» pero «las vacunas han mejorado y ahora son mucho más seguras».
El recelo sigue ahí y no solo en Asturias. El rechazo a la obligatoriedad se repite en otras comunidades autónomas y algunas provincias como Salamanca sopesan la «insumisión». Los profesionales gallegos ya están reclamando indemnizaciones por las consecuencias negativas derivadas de la campaña de estos meses pasados y Asturias Ganadera reclama que el Principado reserve «una partida económica concreta». «Deben comprometerse a admitir las consecuencias», subraya.
Asimismo, recomienda a los propietarios que documenten con el veterinario de explotación todos los efectos negativos que cause la vacunación. «Una campaña de este calado tan poco justificada, con poquísimos casos detectados y sin efectos graves, resulta desproporcionada, y probablemente derivada de otros intereses», desliza por último la plataforma, que recuerda que la lengua azul no afecta a los humanos «y ni siquiera siendo un problema exagerado para el ganado».
El brote de lengua azul fue declarado oficialmente en Asturias el 10 de noviembre pasado, cuando la comunidad pasó a considerarse zona restringida, lo que implica que deben cumplirse una serie de medidas, entre las que la vacunación obligatoria es la principal.
El Principado inmunizará gratuitamente «a 320.000 vacas y 60.000 ovejas» frente a los serotipos 4 y 8. Para que un animal se considere correctamente vacunado ha de tener la pauta completa. En el caso de los bovinos, son necesarias dos dosis y la segunda debe administrarse entre 21 y 28 días después de la primera. Los ovinos solo necesitan una dosis. En ambos casos, los animales han de recibir una dosis de recuerdo anualmente.