Varias piezas de queso de los Beyos, durante una edición pasada del certamen quesero en Ponga / Patricia Corral
Solo dos elaboradores producen el queso con IGP y uno de ellos se da este año de margen antes de abandonar
A. S. GONZÁLEZ
La situación del queso de Los Beyos es “crítica”. Respaldado con el sello de la Identidad Geográfica Protegida (IGP), solo dos elaboradores lo producen y a uno de ellos le queda poco para tirar la toalla. «Es inviable económicamente», sentencia, José Teleña, responsable de Productos Covadonga, quien no ve futuro para el producto.
No hay rentabilidad, detalla. El queso de Los Beyos tiene mucha merma y, para obtener margen de beneficio, el precio de venta debería ser más elevado de lo que demanda el mercado. Si para elaborar un Gamoneu o un Cabrales se necesitan diez litros de leche, esta variedad, de coagulación láctica, requiere al menos «doce o trece».
A ello se suma, por un lado, el precio de la materia prima. Hace poco más de un año adquirían la leche por 39 céntimos el litro y ahora a más de sesenta. Por otro, está la falta de promoción. La IGP de Los Beyos es suprarregional porque abarca los municipios de Ponga, Amieva (único lugar donde se produce comercialmente) y Oseja de Sajambre, los dos primeros en Asturias y el último en Castilla y León.
Depende, pues, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. La IGP, detalla Teleña, se reduce a contar con una contraetiqueta y a superar auditorías y un minucioso proceso de elaboración pero no va más allá. No hay ayudas económicas, como ocurre con el resto de IGP y DOP asturianas, y los elaboradores que quedan –eran seis cuando se consiguió tras mucho batallar el certificado- van por libre ya que tampoco existe una asociación que defienda sus intereses.
«Estamos muy solos, sí se echa de menos que alguien hubiera apoyado, pero es como con los hórreos. El Principado entra a rehabilitarlos cuando caen y se derrumban. Hasta que no haya una noticia dramática, hasta que el queso no desaparezca definitivamente, probablemente no hagan nada. Y luego dirán, ¡qué pena!», vaticina.
Con Los Beyos, augura, no ocurrirá como con el Cabrales y, de no cambiar las cosas, terminará por desaparecer. Él, después de que una gran superficie retirara el suyo del lineal, se da un año de margen para cesar la elaboración de un producto subvencionado por el resto de alimentos de la empresa, la mantequilla en pastilla y los quesos crema.
«Al parecer no era rentable para ellos y para nosotros tampoco, llevábamos años sin subir precio, sin márgenes y ni con esas», relata. No ve solución. «Somos una empresa pequeña y somos elaboradores, no distribuidores», así que ampliar horizontes desde su finca en Amieva resulta complicado.
Con todo, renunciar a Los Beyos le da pena porque «parimos un queso ancestral» y perder una de las tres referencias queseras de Los Picos de Europa, junto con el Cabrales y el Gamoneu, implica perder parte de una cultura ligada a la tierra. Sus quesos se venden en Australia, Estados Unidos, Centroamérica y también bajo la marca Maestro Quesero de la Central Lechera Asturiana.
La elaboración del queso de Los Beyos es todo un ritual. En Amieva, Productos Covadonga y La Collada perpetúan la tradición de quienes vivían alrededor del gran desfiladero horadado en la roca caliza del Sella y da nombre al producto. «Dentro de muy poco posiblemente quedará solo uno y no seremos nosotros», vaticina Teleña.