La edad de las ovejas, su historial reproductivo o el tiempo transcurrido desde el último parto afectan al éxito del proceso

A. S. GONZÁLEZ

La inseminación artificial permite a los ganaderos seleccionar las mejores reses, mejorando la genética del rebaño. Optimiza, además, la reproducción y aumenta la productividad. Todo ello revierte en la mejora de la competitividad de las explotaciones ganaderas. ¿Qué factores afectan a su éxito en el ganado ovino?

Esta cuestión es abordada por el centro de investigación Neiker, homólogo al Serida en el País Vasco, en distintos trabajos de investigación aplicada para así ofrecer al sector criterios técnicos que mejoren la eficacia de esta práctica en condiciones reales de producción, definiendo un perfil que oriente la selección de animales en las ganaderías.

Se trata de comprender la interacción entre el manejo, la fisiología animal y las condiciones del entorno para optimizar resultados. Para ello, estudian la edad de las ovejas, su historial reproductivo, el tiempo transcurrido desde el último parto, el estado de carnes de las ovejas si han sido inseminadas con éxito en campañas anteriores, si están en ordeño …

«Los mejores resultados se obtienen cuando las ovejas se encuentran entre los 150 y los 250 días tras el parto, cuando presentan una condición corporal adecuada y no pierden peso tras la inseminación», explica Ina Beltrán de Heredia, investigadora de NEIKER.

Además de las características de los animales, influyen otros factores como el número de ovejas inseminadas por lote -no deben ser más de 150-, el manejo que se realiza en torno al proceso, las condiciones ambientales y la alimentación.

Las condiciones ambientales también importan: temperaturas medias de entre 14 y 22 ºC del día de la inseminación, junto con niveles de humedad en torno al 75 % y presencia de lluvias las jornadas previas, se asocian con mayores tasas de fecundación.

Que las ovejas ganen peso antes y después de la inseminación y que los machos donantes de semen hayan sido preparados al menos durante los dos meses previos es también positivo.

Las planificaciones hormonales en ovino permiten sincronizar el celo y la ovulación, lo que permite fijar el momento de la inseminación sin necesidad de detectar el celo. Esta técnica requiere una programación precisa, ya que el semen refrigerado que se utiliza debe aplicarse, por vía cervical, a las 55 horas después de la retirada del tratamiento.