Los vecinos de las parroquias de Arroes, Peón y Candanal, en Villaviciosa, ponen en marcha una andecha hídrica que localizará recursos que después se analizarán en la investigación llevada a cabo en CTIC

Las noticias que nos recuerdan que el agua es un recurso finito, que se agota y que es imprescindible para nuestras vidas son de constante actualidad. Sequías, restricciones en el consumo o estrés hídrico, son palabras y expresiones ya frecuentes en nuestras conversaciones, puesto que hacen referencia a situaciones que son cada vez más habituales.

Incluso en Asturias, la región que el imaginario colectivo identifica como “la tierra siempre verde en la que llueve todos los días”, estos escenarios empiezan a cobrar protagonismo. De manera más acuciante durante el verano y en los espacios rurales. En muchas ocasiones, los pueblos y aldeas son los más afectados por las restricciones de agua, pese a ser donde se ubican las mayores reservas hídricas.

Conscientes de esta problemática, desde CTIC y en colaboración con los vecinos de Arroes, Peón y Candanal han decidido iniciar un exhaustivo trabajo de recopilación y análisis de los recursos hídricos de la zona. En el Aula Intergeneracional que ha impulsado el Centro Tecnológico en la escuela rural de Peón, se han dado cuenta de que en la ecuación del déficit hídrico hay incógnitas importantes por resolver. Esta fórmula pone en relación la oferta de agua de un territorio con la demanda de la misma.

Por un lado, el consumo es perfectamente conocido a través de los contadores instalados en edificios y viviendas. Sin embargo, por otro, la producción hídrica de las fuentes y manantiales, así como el número, estado de conservación y localización de éstos, es bastante desconocida.

Mapa de los recursos hídricos de la zona

Partiendo de los conocimientos expertos del Centro especializado en ámbito rural, los habitantes del Valle del Río España han tomado conciencia de que estos recursos son claves para enfrentar el cambio climático en el que estamos inmersos. Se han dado cuenta de que están desapareciendo del paisaje, sepultados bajo un manto uniforme y continuo de vegetación impenetrable en forma de pinos, eucaliptos y matorrales. Aprovechando el aula intergeneracional, han decidido afrontar el problema mediante una andecha, una reunión en la que se juntan jóvenes y mayores para, junto con investigadores de CTIC RuralTech, recomponer el mapa de los recursos hídricos de la zona.

Lo hacen en el contexto del proyecto innovador, impulsado por CTIC y con el respaldo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que busca incentivar y desarrollar la participación social en proyectos que tengan como objetivo la transformación territorial de los espacios rurales. Para ello, desde el Centro se basan en la experiencia previa del Proyecto Aldea 0, un proyecto de colaboración público-privada, a través del cual se sentaron las bases de la aldea del futuro, a partir de las necesidades del presente, el conocimiento del pasado y la participación activa de las comunidades rurales.

Desde el espacio intergeneracional habilitado en la escuela rural La Granja de Peón, aledaña a RuralTech, los martes de cada semana los vecinos de las tres parroquias van geoposicionando sobre el mapa el nacimiento de los ríos, arroyos y riegas, manantiales, depósitos, fuentes y lavaderos… Y no sólo eso, los caracterizan con su nombre original, coordenadas precisas, uso, tipo de caudal, estado de conservación y otros aspectos de interés.

En lo poco que va de 2024, ya le han identificado un gran número de recursos hídricos, e incluso, han esclarecido el nacimiento del río España, que algunas fuentes situaban erróneamente en el concejo vecino de Sariego y que, en realidad, se ubica en el Carbayal de Roces, en Candanal.

Este trabajo se realiza con el objetivo de poner en valor la importancia del agua, un recurso esencial pero que cobra especial relevancia para los habitantes de un valle, como es este caso. Además, este mapeo de recursos hídricos servirá para hacer una gestión inteligente de los mismos, estudiando las traídas, viendo dónde hay depósitos, etc. Asimismo, fomenta la conservación de un conocimiento territorial a través de la tecnología, que de no recopilarse, podría perderse, ya que lo poseen las personas mayores del lugar.

Los vecinos de estas parroquias ya le están viendo aplicaciones prácticas inmediatas. Por ejemplo, muchas de las antiguas traídas de aguas, construidas en sextaferia por los mayores del lugar, no cuentan con planos del trayecto por el que discurren; por lo que van a salir a campo con los veteranos que presenciaron aquellas obras y con tecnología GPS a investigar los parajes. Así, aportarán una nueva capa al sistema de información geográfica del valle que están implementado de manera colaborativa.

Prevención de incendios

Otra de las tareas que CTIC tiene en su hoja de ruta es la puesta en valor de esos recursos hídricos para hacer frente a uno de los mayores riesgos paisajísticos que tienen las tres parroquias maliayas: los incendios forestales. Esto se hará a través del diseño de una red de puntos de agua que sirvan para la extinción de los mismos.

Desde el Centro Tecnológico también buscarán respuesta a cómo afecta el proceso de cambio climático a las fuentes y manantiales de la zona. Para ello, aprovecharán la red de cobertura inalámbrica LoRaWAN que ya han desplegado en el valle, junto con un total de diez estaciones meteorológicas, para instalar caudalímetros que medirán de manera constante la producción hídrica.

Esta propuesta llevada a cabo en RuralTech en colaboración con los vecinos es un ejercicio de futuro en el que se recupera información de alto valor añadido territorial, que será clave tanto para el presente como para las generaciones venideras.

De esta manera, el valle se ha convertido en un laboratorio vivo, una experiencia orientada a resolver problemas reales que comparten otros territorios rurales; quienes, a partir de ahora, contarán con un referente para aplicar soluciones testadas, escalables y replicables de acuerdo a sus necesidades.