El veterinario Luis Barriada examina a la yegua ‘Katie’ para comprobar si es apta para la inseminación, en Grado / Pablo Lorenzana

El Consistorio cobra 58 euros por ganadero, pero este año ha comenzado a costear el traslado diario a Cantabria a por las muestras de sementales

COVANDONGA DEL NERO

Junto al mercado de ganados de Grado, en una caseta contigua, las puertas abiertas esperan la llegada, cada lunes, miércoles y viernes hasta julio, en horario de tarde, de las yeguas de los ganaderos del concejo que buscan, en once meses, tener un nuevo potro en su ganadería. Se trata de un servicio municipal. Allí, el veterinario Luis Barriada espera al animal para realizar el estudio pertinente con el fin de conocer si está listo para la inseminación. La yegua baja del transporte, es introducida entre dos maderas para evitar que se mueva y comienza el trabajo de Barriada.

Para la ecografía previa a la posible inseminación, el veterinario debe vaciar a la yegua e introducir la cámara a través de la cual, viéndolo en la tablet, «conoceré su estado y si está lista para la inseminación». Aunque todo se desarrolla en dicha caseta de la localidad moscona, el proceso comienza mucho antes y más lejos. Concretamente a unos 180 kilómetros del municipio asturiano.

Es en el Centro Militar de Cría Caballar en Mazcuerras, Cantabria, donde se encuentran los sementales. «Los hay de diferentes capas, colores…», explica el veterinario. Una vez extraído el semen del caballo, es trasladado en una caja refrigerada, en una especie de jeringuillas, lejos de la luz solar, durante 150 kilómetros, hasta Pola de Laviana, lugar hasta el que tiene que ir Luis Barriada a por ello. De ahí, será trasladado hasta el mercado de ganaderos de Grado y comenzará el proceso.

El veterinario comprueba la ecografía en su tablet. / P. Lorenzana

El veterinario comprueba la ecografía en su tablet. / P. Lorenzana

La extracción se lleva a cabo durante la mañana, por ello, la inseminación a las yeguas se realiza durante las tardes. Durante el mediodía, es trasladado hasta Laviana y durante la tarde, la yegua es inseminada. «En una jeringuilla con una sonda, se introduce, pero puede tener que repetirse la ovulación hasta en tres ocasiones». Después, a los quince días «vemos si está gestando y, once meses después, tendrá al potro».

La elección del semental
La elección del semental se realiza según los gustos e intereses del propio ganadero: «los hay marrones, más oscuros, más claros, más altos o más bajos… Es un catálogo en el que el beneficiario del servicio escoge lo que busca», resume Barriada. Así, por ejemplo, la yegua ‘Katie’ fue inseminada por un bretón o hispano bretón, por dos motivos claros: «que el parto sea fácil y que tenga el color oscuro, como ella». Además, los ganaderos consideran que se trata de «un servicio importantísimo y que no puede terminar» porque, en palabras del veterinario, «es necesario para mantener con aptitud cárnica».

Destacan los ganaderos esa importancia, precisamente, porque este año el Ayuntamiento lo ha potenciado y «ha cambiado radicalmente». ¿El motivo? Antes, hasta Pola de Laviana se trasladaba a los sementales desde Cantabria, pues «toda la parte clínica se hacía cargo el Estado». Ahora, depende de los ayuntamientos acudir hasta dicho punto para obtener el semen, y «hay muchos que no quieren o no pueden hacerse cargo de los precios». El de Grado asume todo el coste, exceptuando 58 euros, el precio del semen.

De no ayudar al ganadero, este «tendría que pagar cuatro veces más, en torno a los doscientos euros». El concejal de Ganadería, Illán Fernández, asegura que «supone un esfuerzo extra para el Ayuntamiento, ya que se debe traer cada día directamente desde Cantabria». Un cambio que provoca el aumento «de los costes, hasta el punto de que Grado ha tenido que multiplicar por cinco el presupuesto que tenía para este servicio».

Por el momento, la inseminación equina acaba de comenzar hace apenas unas semanas y «esto irá en aumento». El veterinario recuerda que, de cara a esta temporada de calor, ahora de mayo a julio, llegará a haber «largas colas de yeguas». No obstante, quieren recordar que el precio «es exactamente el mismo de siempre, no ha subido ni un céntimo porque el Ayuntamiento de Grado asume ese coste diferencial».