En concejos como Parres indican que apareció en la última semana y piden que la «administración intervenga» al sentirse «desbordados»

G. POMARADA

Presente en Asturias desde hace mes y medio, con casos confirmados entonces en vacas de Oviedo y Riosa, la enfermedad hemorrágica epizoótica ha acabado llegando también al oriente. En concejos del interior de la comarca, especialmente en Parres, perciben que el problema despuntó en esta última semana y que desde entonces está en «expansión». Veterinarios que trabajan tanto en ese municipio como en Ponga, Amieva u Onís indican que están «desbordados» ante la cantidad de avisos de ganaderos. Un profesional que optó por mantener el anonimato indicó que solo ayer recibió más de un centenar de llamadas. «Ya no puedes ir a los sitios ni hacer nada», lamentó. Consideró además que los veterinarios no pueden tomar muestras de «cien vacas» para los análisis y «hace falta que la administración intervenga».

Según los datos oficiales del Ministerio de Agricultura, a los que se remite la Consejería de Medio Rural y Política Agraria, en el oriente consta el positivo registrado en Llanes el pasado 13 de octubre. En ese listado de notificaciones de enfermedades de declaración obligatoria de España, que incluye los últimos quince focos nacionales, en Asturias consta otro en Candamo de la misma fecha. Fuentes ganaderas del concejo llanisco afirmaron que existen «bastantes casos», especialmente en La Borbolla.

En el concejo parragués, el ganadero Francisco Blanco, de Llerandi, indicó ayer que, con diez animales, es uno de los más afectados, si bien señaló que existen más profesionales en la misma situación. «Es gordo, caen de un día para otro. Es algo nuevo para nosotros y para los veterinarios», indicó. En el caso de Blanco son vacas casinas las afectadas y, según explicó, «estaban en cinco grupos y están los cinco afectados». Dado que «no daba abasto a mirarlas», el domingo decidió bajarlas del monte. «Era imposible controlarlas todos los días», apuntó. Por el momento no ha registrado bajas, pero «una está bastante peor que las demás».

Entre los síntomas observados por el ganadero están «mucha baba, mocosidad y llagas en la boca». El también parragués Julio Labra, de Mesariegos, añadió que sus reses presentan «algo de baba y es como si agarrotaran». A la espera está ahora de los resultados de los análisis de dos animales. Otro xatu que falleció «hace como quince días» no se analizó porque en un primer momento no lo «achacó a eso», pero los síntomas «eran los mismos».

El Ministerio de Agricultura explica que «es una enfermedad vírica infecciosa no contagiosa transmitida por vectores (Culicoides spp.)» –mosquitos– que «afecta a rumiantes domésticos y salvajes», como ciervos, gamos y corzos. «En el ganado vacuno puede producir clínica moderada y autolimitante durante unas dos semanas», indican en la ficha de la enfermedad. Desde Medio Rural señalaron ya en septiembre, tras la aparición de los primeros casos en Asturias, que «no existe riesgo de transmisión al ser humano ni a la cadena alimentaria».

Sin vacuna
Actualmente no existen vacunas autorizadas en la Unión Europea frente a esta enfermedad y se están empleando para su tratamiento antiinflamatorios y antibióticos. Según compartieron ganaderos, esos «medicamentos ya escasean».

En otros concejos con elevada cabaña, como Cangas de Onís, fuentes del sector indican que la enfermedad no ha llegado a los Picos de Europa y los de la zona baja son casos «aislados». Desde Usaga apuntaron por su parte a una «situación alarmante» en el oriente.

LA ENFERMEDAD

  • Vectores: Es una enfermedad vírica infecciosa no contagiosa transmitida por mosquitos que afecta a rumiantes domésticos y salvajes.
  • Periodo de incubación:  Entre dos y diez días.
  • Control: Actualmente no existen vacunas autorizadas en la Unión Europea. Para su tratamiento se emplean antibióticos y antiinflamatorios.
  • Origen: Hasta el pasado año no había llegado a Europa. Tras detectarse en Italia, en noviembre de 2022 se confirmaron los primeros casos en el sur de España.