José Ramón Badiola fue quien inició el camino de la ganadería en 1975. Ahora se encuentra al frente, su hijo, Paulino. / Damián Arienza

«El abandono de los pueblos está haciendo que todo se vuelva una selva». Los responsables de la ganadería Badiola, la explotación lechera más laureada de España, reivindican apostar por «un sector vital». Ni siquiera ellos, que lideran la cría de la raza Holstein en España y trabajan con las más avanzadas técnicas de reproducción, se libran de la preocupación por el futuro

MARÍA RENDUELES

La ganadería Badiola, ubicada en la parroquia de Condres, en Gozón, está reconocida como la mejor explotación lechera de España. La clave del éxito se asienta, según sus responsables, sobre tres pilares: el uso de la genética, la alimentación y el manejo de las reses. Paulino Badiola está actualmente al frente de la explotación que comenzó su padre José Ramón en 1975. Los inicios fueron complicados, recuerda, ya sus primeras vacas de la raza Asturiana de los Valles no eran rentables en aquel momento. El camino hacia el éxito se abrió tras impartir un curso de jueces ganaderos en Madrid. Allí José Ramón Badiola se puso en contacto con canadienses que criaban vacas Holstein, reses similares a la raza frisona europea, pero especializadas genéticamente en producir leche. Badiola inició, entonces, las primeras importaciones de vacas selectas.

La ganadería asturiana desarrolló un programa de mejora genética y cruces. Importó de Estados Unidos y Canadá el mejor semen disponible y en los años 80 incorporó la tecnología de la transferencia de embriones. Consiguió «ejemplares especiales para intentar sacarle el mayor número de crías posibles. La técnica consiste en extraer óvulos fertilizados con el semental elegido e implantarlos en animales receptores. Utilizamos, además, semen sexuado para garantizar que tengamos hembras».

Vacas de la ganadería Badiola, alimentándose. / D. A.

Vacas de la ganadería Badiola, alimentándose. / D. A.


Los premios, el producto de muchos años de trabajo

Desde 2021, la de Badiola es la granja con la mejor calificación morfológica de España. En la actualidad roza las 600 reses, 330 madres que producen 12.700 litros de leche al día. En total, la producción asciende a 4 millones de litros al año. La leche de esta ganadería se vende a Central Lechera Asturiana y tiene un porcentaje de sólido importante. «La hacemos al 3,9% de grasa y proteína para sacar un mayor rendimiento lechero». La producción supera los parámetros de calidad exigidos, lo que aumenta su precio de venta, ya que además de leche se transforma en otros productos como queso, mantequilla o nata. «Es el alimento más completo, tiene grasa, proteína, vitaminas y minerales. O sea, tú solo con agua no podrías sobrevivir todos los días, pero con leche sí», asegura Paulino Badiola, que marca como segundo pilar, tras la genética, la alimentación. «Utilizamos productos de materias primas nobles a base de maíz, alfalfa, soja y muchas vitaminas». Con la vista puesta en el futuro ya están trabajando en optimizar la alimentación, de forma que emita menos metano al medio ambiente.

El tercer pilar de la explotación es el manejo de las reses. «Nuestra instalaciones son como un hotel del lujo. Las vacas están sueltas, con una cama de arena, sobre baldosas de máxima calidad para evitar caídas, las limpiamos a diario, las alimentamos, las ordeñamos, les hacemos la pedicura, les hacemos un todo incluido, y nos pagan produciendo leche», detalla.

Los premios de la ganadería son producto del trabajo de muchos años. La familia Badiola comenzó a participar en concursos y campeonatos en los años 80. Lo hicieron «para progresar y compararnos», y con el ánimo de mejorar, y terminaron por estar a la vanguardia. «Tenemos pasión por las vacas, pero al final tienen que ser rentables», precisan. La ganadería ha sido premiada 26 veces con el galardón al ‘Mejor Criador Nacional de Vacas’. También han recogido el de ‘Vaca Gran Campeona de España’ en once ocasiones, con siete animales diferentes. Y lo han conseguido «en cuatro décadas, que tiene mucho mérito» (en los 80, 90, 2000 y 2010». Pero de lo que más se sienten orgullosos es que hace dos años la revista holandesa ‘Holstein International’, con mucha reputación en el sector, sacó cuáles eran las granjas de criadores que más habían influido en la historia de la raza en los últimos 25 años y «fuimos los únicos de raza de habla hispana en estar en esa lista de las cien mejores granjas».

Los terneros, en sus boxes individuales. / D. A.

Los terneros, en sus boxes individuales. / D. A.


El relevo generacional

La incertidumbre de la situación económica actual no es ajena a esta granja campeona. «El primer semestre del año pasado fue horrible, todo el mundo estaba incurriendo en pérdidas porque teníamos la subida del coste de la alimentación, la guerra de Ucrania, los costes de la luz, el gasoil y eso nos desbarató». La mayoría de los ganaderos optaron por enviar vacas al matadero «para ir pagando y tapando agujeros». El año pasado se sacrificaron en España 40.000 vacas por encima de lo normal y como consecuencia bajó drásticamente la producción de leche y subió su precio. Los ganaderos se recuperaron un poco, pero la crisis continúa. «El precio de la soja, que es la fuente de proteína más importante, aumentó un 60%». El del maíz y los cereales tampoco se contiene, por lo que Paulino Badiola augura «que muchos ganaderos optarán por no seguir. En el año 2000, señala, había sobre 20.000 ganaderías y hoy quedan menos de 1.200». «El ganadero no ve rentabilidad» y no anima «a que sus hijos sigan». El sector necesita fuertes inversiones: «Un tractor costaba antes 60.000 euros y ahora vale 120.000», detalla Paulino. Su padre, José Ramón, está orgulloso de que sus hijos se hayan implicado con la ganadería y le encantaría que sus nietos vivieran del campo, pero a veces le entran dudas, por el sacrificio que supone y los malos tiempos que corren. «El abandono de los pueblos está haciendo que todo se vuelva una selva y eso que hay que intentar darle un cambio, un cambio que no es fácil, pero si realmente nos lo planteamos todavía estamos a tiempo». Como colofón, Badiola padre recuerda lo vimos en la pandemia, que tiramos de la materia prima y eso «ha de ser un punto de inflexión para que nos apoyemos todos».