El proyecto eMula aplica la economía circular para compostar residuos con los que tratar los pastos que alimentan al ganado asturiano

A. S. GONZÁLEZ

El exceso de matorral en los montes asturianos constituye un problema pero puede ser abordado desde la óptica de la oportunidad. El proyecto eMULA da una segunda vida a los desbroces, utilizándolos para compostar residuos ganaderos con los que fertilizar los pastos que alimentarán a las reses.

Se trata de un ejemplo más de cómo la economía circular puede contribuir al desarrollo sostenible del campo. El proyecto que lidera el Serpa en colaboración con otras instituciones, entre ellas el consejo regular de la DOP Queso Cabrales, proporciona una solución eficiente desde el punto de vista medioambiental y fuertemente ligada al territorio.

La gestión de los purines y el estiércol constituye un reto. Su revalorización contribuye a la contención de las emisiones de gases invernaderos pero para su compostaje es necesaria, hierba, paja o biomasa forestal. Por otro lado, el declive de la ganadería extensiva ha mermado las zonas de pastoreo donde, sin rumiantes, el matorral ha invadido el terreno, con el consiguiente riesgo de incendios.

La iniciativa es el resultado de la colaboración entre la empresa pública asturiana, con una planta de residuos ganaderos en Cabrales, concejo en donde se ha desarrollado el proyecto, y el Centro Tecnológico y Forestal y de la Madera (CETEMAS) para abordar ambos problemas. eMULA mejora el proceso de compostaje mediante el uso de biomasa forestal del desbroce de un monte comunal en lugar de paja.

Los técnicos construyeron un vehículo ‘multipropósito’ para trabajar en pendientes de hasta 55 grados de inclinación y que realiza de manera autónoma labores de desbroce, aplica de fertilizantes al terreno y cuenta con una trituradora de biomasa.

El uso del biotriturador y de la biomasa procedente del desbroce supuso “una mejora sustancial en la adquisición de temperatura de las pilas, lo que reduce la duración del proceso”, un beneficio amplificado por la mejora en el picado de los componentes de la mezcla que permite optimizar aún más el tiempo.

Económicamente, el ahorro fue del 56% respecto al uso de tractor, del 78% respecto de la retroaraña y del 82% respecto del desbroce manual. Todo ello, destaca el Serpa, con una reducción de las emisiones de carbono a la atmósfera del 10%. El siguiente paso es conseguir que las pequeñas explotaciones asturianas implanten un modelo de gestión basado en la economía circular.