Abejas en un panal en el Aula de la Miel en Alles, en Peñamellera Alta. / José Simal

El Consejo de Ministros aprueba el decreto que modifica la norma de calidad para mejorar la información y combatir el fraude

A. S. GONZÁLEZ

El Consejo de Ministros aprobó ayer el decreto que modifica la norma de calidad de la miel y que obligará a especificar en el etiquetado de qué países proviene. De esta forma, se incorpora a la legislación nacional las modificaciones introducidas en la directiva comunitaria.

Un informe elaborado por la Comisión Europea evidenció que el 46% de las muestras del producto analizadas en el espacio comunitario —en España se elevaba hasta el 51%— eran sospechosas de fraude. Entre las prácticas habituales, el uso de jarabes de azúcar para abaratar precios, la adaptación de mezclas de miel y azúcar para eludir su detección antes de las operaciones de importación, el uso de aditivos y colorantes y el enmascaramiento de su origen geográfico mediante la falsificación de la trazabilidad o la eliminación de polen.

Miel de Asturias insiste en que la forma más sencilla de blindarse contra estos productos es buscar en los melosos tarros el sello que distingue la IGP, garantía de calidad en los procesos y de origen. El bajo precio de las mezclas es otro de los rasgos distintivos de quienes tratan de dar gato por liebre.

España fue pionera en la Unión Europea (UE) en la clarificación del etiquetado de origen de la miel, al establecer, desde 2020, la indicación obligatoria en el etiquetado de la lista de los países de origen donde la miel y sus mezclas hayan sido recolectadas. Con la modificación de la directiva europea, se consiguió que además de indicar los países de origen, se especifique también la proporción de cada uno de ellos.

La nueva legislación, por un lado, aumentar la información proporcionada al consumidor sobre el origen de la miel al tiempo y, por otro, proteger la competitividad de las mieles nacionales, posicionando los productos frente a los importados.

La norma elimina la variedad miel filtrada y se establece que, aquella a la que se le haya retirado una parte importante del polen, será considerada para uso industrial, y no podrá comercializarse directamente al consumidor final.

España cuenta con 36.893 explotaciones, de las que alrededor del 17 % son profesionales (las que reúnen más de 150 colmenas), lo que supone el nivel de profesionalización del sector apícola más alto de la Unión Europea. De hecho, el 80 % de la producción procede de la apicultura profesional.

Aunque Miel de Asturias aún no ha cerrado los datos de 2024, estima que la producción será parecida a la del anterior ejercicio, cuando se produjeron 184.280 kilos, de los cuales se certificaron 88.620. La IGP certifica seis mieles monoflorales: brezo, bastaño, roble, eucalipto, calluna y madroño, además de tres mieles de agrupaciones florales: miel de costa, miel de bosque y miel de montaña.

El 76% de miel certificada en la región fue multifloral y más de la mitad de la producción certificada correspondió a la variedad del bosque. En las monoflorales, lidera el ránking el brezo seguido del castaño.