El coañés Joaquín García ayuda a la extinción de los incendios en Asturias con su vehículo especializado / Aida G. Fresno
Joaquín García, trabajador en el sector forestal, aporta su grano de arena para paliar los incendios en los montes y lamenta la falta de limpieza y de bocas de riego en los pueblos
BÁRBARA PANTIGA GONZÁLEZ
Joaquín García, natural de Coaña y propietario de Contratas Forestales y Excavaciones Arbedosa, lleva desde los 15 años trabajando en el monte. En los últimos años, «a base de dar vueltas y pensar» en alguna forma en la que poder paliar los incendios que amenazan el medio, compró una motobomba, aunque reconoce que «es ideal, más que para apagar el monte, para viviendas». Entre todo el material del que dispone, también cuenta con una cuba de 4.000 litros, que se puede enganchar en cualquier tractor. Sin duda, señala Joaquín, «se ha demostrado en todos los incendios que ha habido que las cubas con cañón apagan mucho mejor que los camiones». Además, dispone de un bulldozer «para limpiar pistas», un elemento complicado, ya que «la mayoría de las pistas están cerradas y hay que estar manteniéndolas» a pesar de que «la Consejería no da mayores problemas, los guardamontes te ayudan en lo que buenamente pueden y los vecinos se portan de maravilla».
No obstante, existen una serie de problemas graves a tener en cuenta a la hora de extinguir los incendios, «hay que llenar la cuba». Y es que «si surge un incendio, no tienes nada, un batefuegos como mucho, y no tienes nada con lo que poner remedio al fuego». El abastecimiento de agua es sin duda el principal obstáculo al que se enfrenta Joaquín, «si no tienes agua dentro del camión, no tienes nada, tienes un trasto que estorba». Y es que no hay puntos de carga, «no hay un solo pueblo que tenga boca de riego, no hay puntos de agua para cargar, tengo la cuba, el camión y el bulldozer, pero necesito cargar agua».
Si algo tiene claro Joaquín es que él vive del monte, «muchas veces parte de mi dinero lo tengo gastado en el monte, en comprar madera, si esa madera se quema se me está quemando el dinero». «Yo tengo que tener algo con lo que salvar un poco la situación, no puedo esperar a que me vengan a apagar a mi algo cuando hay que apagar una casa», comenta.
Joaquín señala que su camión «va a quedar en la zona donde estoy yo y donde están mis clientes», pero que eso no significa que no puedan acudir los bomberos, ya que matiza que «no buscamos competencia de ningún tipo, el caso es tener algo con lo que nosotros podamos hacer algo», e incluso «si este camión el día de mañana salva una casa, bienvenido sea, vale mucho más eso que el camión en sí».
El problema clave del fuego y lo que lo hace cada vez más peligroso es el abandono del medio rural: «el problema de los fuegos está agrandado por el abandono que hay, nunca vi tanto abandono en el medio rural», y es que «la gente tiene miedo, no puedes hacer nada; cuando te ves atado, o vas a hacer algo y te vas a meter en un problema, no lo haces», comenta Joaquín. «Si hay un camino por el que no pasa el coche, ese día no lo vas a arreglar. Tienes que estar preparado, si lo estás puedes hacer algo, si estás esperando, no vas a hacer nada, se va a perder todo. Y los incendios ahora van a ser inmensos».
A este abandono se le suman factores externos como el cambio climático «tienes unos días al año que va a venir un viento que puede tirarte todos los árboles y otros que te puede quemar todo. El grado de humedad en el suelo es bajísimo y el calor es muy alto, solo hace falta un poco de viento», declara. «Si a lo que tienes se le suma un poco de viento y un trueno, un pirómano o un fallo de alguien, ya no hay solución. Nosotros estamos intentando hacer lo que podamos».
Subraya además la importancia en el cambio a la hora de trabajar el fuego, debido también al hecho de que «los fuegos son muy grandes y los efectivos son los que hay», y es que «antes era el ataque directo, se intentaba apagar el fuego; ahora es ataque indirecto, es esperar, no trabajas sobre el fuego». Joaquín sostiene que ahora «salvan las casas, y van a un punto donde sea y dicen «aquí puedo intentar apagarlo» y esperan allí. Si allí no te salió bien la cosa, pasa y vuelves a seguir con el sistema». Pero matiza, «no entro a criticar, ellos se limitan a salvar gente y viviendas. El resto está condenado, así que hay que intentar ayudar».