La región genera al año entre 9.000 y 12.000 toneladas de un subproducto tradicionalmente utilizado para el ensilado pero que tiene unas grandes facultades prebióticas
A. S. GONZÁLEZ
Cuando la economía circular no era aún un sistema de producción y el concepto aún no se había acuñado, los hombres de campo asturiano ya la practicaban. Las pieles, pulpa, pepitas y pedúnculos acumuladas tras el prensado de las manzanas para la elaboración de sidra, es decir, la magaya, se utilizaban para el ensilado de forrajes.
Los desechos frutales, en lugar de tratarse como residuos, contribuían, y siguen haciéndolo, a la dieta animal. La región genera al año entre 9.000 y 12.000 toneladas. Sin embargo, su potencial va mucho más allá. Distintos estudios confirman el valor de un producto rico en compuestos bioactivos.
La magaya es una fuente de compuestos de alto valor nutricional y farmacológico. Contiene pectina, ingrediente que la industria de la alimentación emplea como gelificante, emulsificante y espesante. De carácter prebiótico, favorece el crecimiento de grupos de bacterias beneficiosas en el colon.
Una dieta rica en polifenoles, que también abundan, protege contra varios tipos de cáncer, la diabetes tipo-2 o enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas por su acción antioxidante y anti-inflamatoria. Los ácidos triterpénicos presentes en las magayas poseen, además, actividades anti-bacterianas, anti-protozoarias y anti-tumorales.
Un estudio publicado recientemente por el Serida evalúa la distribución de compuestos antioxidantes en la piel y pulpa de la manzana así como la composición nutricional de este subproducto. Para ello, los investigadores tomaron en diferentes llagares de la región diez muestras de magaya procedente de mezclas de variedades asturianas incluidas en la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias.
Su análisis permite ahondar en la concentración y distribución de polifenoles y ácidos y confirma la hipótesis inicial, que se trata de «un subproducto de la elaboración de sidra valioso por la presencia de diversos compuestos de gran interés por su actividad bioactiva» y que «la optimización de métodos de extracción eficientes desde el punto de vista ambiental y económico, y su transferencia a la escala industrial presenta un gran potencial de negocio».
Otros estudios reflejan su versatilidad para la elaboración de aguardientes o como ingrediente de productos libres de gluten. La recuperación y aprovechamiento de a magaya avanza en la producción de alimentos más sostenible y de respeto el medio ambiente. Economía circular en el sentido más amplio del término.