Exteriores del Simulador Climático de CTIC en RuralTech
El simulador climático de CTIC permite estudiar el comportamiento de diversos cultivos en situaciones de estrés térmico
Cada 26 de marzo se celebra el Día Mundial del Clima para concienciar sobre la importancia que tienen nuestras acciones y actividades en la variación climática y la necesidad de generar hábitos más alineados con la protección del medio ambiente.
En un escenario de cambio climático, el cultivo de muchas especies de plantas y hortalizas dejará de ser viable en determinadas zonas, con el impacto ambiental y económico que ello conlleva.
Llevando esto al caso concreto de Asturias, los datos recogidos muestran una tendencia a la disminución de la precipitación y al aumento de la temperatura, con cambios especialmente acusados en la región occidental, lo que modifica enormemente los agroecosistemas productivos de la región. Es el caso, por ejemplo, de la faba asturiana, muy poco resistente a variaciones de humedad y temperatura.
Algunos de estos estreses pueden ser evitados con estrategias de manejo de los cultivos tales como: la modificación de la fecha de siembra, la implantación de sistemas de riego, el uso de especies más tolerantes a la sequía y resistentes a las plagas o la obtención de datos de precisión a tiempo real sobre los requerimientos de los cultivos y adaptación de los mismos. Además, como consecuencia de las actuales alteraciones del clima, el uso de las tradicionales prácticas agrícolas, basadas en la observación de los ciclos climáticos para programar el calendario de cultivos ya no es tan efectivo, y por ello, hay que buscar alternativas que ofrezcan soluciones más precisas y donde se aplique la tecnología al servicio del territorio.
Un ejemplo de esto es el trabajo que llevan a cabo en CTIC Centro Tecnológico con, entre otras propuestas, la puesta en marcha en CTIC RuralTech de un simulador climático: una infraestructura singular basada en sensórica y tecnologías IoT que permite recrear simultáneamente diversos climas y realizar experimentos de estrés climático con distintos tipos de cultivos.
Esta infraestructura está formada por cuatro contenedores marítimos unidos entre sí, en los cuales hay tres simuladores independientes. En cada uno de los simuladores, se puede programar unas condiciones climáticas diferentes, gracias a diferentes equipos y sensores para controlar temperatura, humedad, luz, ventilación, riego, concentración de CO2, etc. Estos datos se envían a un servidor por una red LoRaWAN donde se almacenan, gestionan, procesan y visualizan. A partir de ellos, se pueden extraer conclusiones sobre la adaptación de los cultivos a diversos escenarios climáticos.
Estas mediciones se apoyan en la colaboración y el conocimiento de los productores de la zona, quienes han incorporado diferentes sensores en pomaradas, huertas, invernaderos… en explotaciones del Valle del Río España.
Todo ello permite reproducir en el simulador las condiciones microclimáticas y de suelo a nivel parcela y optimizar los recursos a medida, con un uso adecuado de agua y suelo para mejorar el rendimiento de las cosechas y diseñar paisajes más resilientes frente al cambio climático. Asimismo, la obtención de datos a tiempo real de los cultivos en función de las variables microclimáticas del lugar y las características del suelo, permite la creación de modelos y sistemas de alertas que ayudan al agricultor en la toma de decisiones y el manejo sostenible de los recursos (desde la fertilización a su recolección, pasando también por el control de plagas), conocer con precisión la fecha de siembra y cosecha y controlar en todo momento la trazabilidad del producto para darle un valor añadido.
Al recopilar y analizar toda esta información se busca asegurar el rendimiento de las cosechas y la rentabilidad de las explotaciones. Este es uno más de los tantos desafíos a los que se enfrenta el medio rural, condicionado por crisis climáticas, despoblación, riesgo de incendio, soberanía alimentaria, crisis sanitaria y económica…
El resultado final de la investigación llevada a cabo por CTIC es reconectar la producción y el consumo local poniendo en manos de la comunidad rural la agricultura de precisión, con la finalidad de impulsar la soberanía alimentaria, extender hábitos de alimentación saludables, y reducir la huella ecológica, aprovechando los recursos del lugar y manteniendo el paisaje y la biodiversidad. De esta manera, el Centro Tecnológico pone su aportación en la lucha contra el cambio climático y en una celebración como la de hoy, es importante conocer las diferentes iniciativas, tanto públicas como privadas, que contribuyen al cuidado del medioambiente.