Uno de los animales heridos tras el ataque del lobo. / E. C.

«Desesperación» en el mierense monte Llosorio por las constantes pérdidas provocadas por el lobo a la cabaña ganadera

A. F. G.

 «Llevo cuatro ataques y he perdido catorce animales en tan solo una semana. Esta noche (por la pasada), me mataron a tres y tengo a una cuarta oveja con las tripas fuera. Ya no sé qué hacer, porque ya muerden hasta a los mastines», relataba Jesús García.

«La situación es insostenible, están a menos de 200 metros de las casas y los perros ya no valen para nada porque les han perdido el miedo». En lo que va de año, relataba, se han perdido más de 140 cabezas. Su rebaño es de oveja xalda, «que está en peligro de extinción. Esto es el fin», afirmaba García, miembro de Asturias Ganadera.

El enfado es monumental entre los afectados de este territorio que llevan tiempo clamando por medidas para la contención de la especie. «Con este Gobierno regional estamos fatal. Antes, al menos, había un control, y el lobo nunca estuvo en riesgo de desaparecer».

Los ganaderos de la zona llevan tiempo alertando de este problema y constatan la presencia habitual de cinco lobos en la zona. «Tienen que comer y por eso matan cada tres o cuatro días, es su naturaleza y nos marca la directriz a seguir que no es otra que realizar un control sobre esta especie», explican los ganaderos. Además, inciden en que los lobos han matado y comido desde ovejas a xatos y potros, para lo que «han sorteados vallas y burlado a mastines porque están hambrientos». Culpan de esta masacre, que podría, advierten, terminar con algunas explotaciones ganaderas, a los diputados que «votaron a favor de adoptar medidas contrarias al control del lobo». «Nunca hablamos de exterminarlo, solo controlarlo para poder convivir lobo y ganaderos», dicen.