A. S. González

La imagen idílica del campesino alejado del mundanal ruido con una rutina bucólica, aséptica y tranquila, tiene más de aspiración quimérica que de realidad. No es fácil vivir del campo; lo sabe cualquiera pegado a la tierra. El trabajo agrario se realiza a menudo bajo condiciones que exigen un esfuerzo fisco muy elevado, condiciones climatológicas extremas y en ambientes que presentan un riego para la salud. 

Por eso, COAG solicitará la reducción de la edad de jubilación para los trabajadores agrarios. Es esencial, considera el sindicato, reconocer oficialmente la «penosidad, peligrosidad y/o toxicidad de las tareas agrarias» para garantizar que los profesionales reciban el reconocimiento y las compensaciones sociales adecuadas.

La vida laboral de agricultores y ganaderos suma largas jornadas de exposición al sol y a temperaturas extremas, el manejo de maquinaria pesada o la manipulación de productos químicos. «Lamentamos profundamente, que a pesar de ser a uno de los sectores más estratégicos del país y representar a un número significativo de trabajadores del sector agrario, no hayamos sido consultados, ni tenidos en cuenta en las negociaciones», censuran.

COAG reconoce que el acuerdo alcanzado supone importantes mejoras en aspectos como la jubilación activa pero solicitará formalmente el cambio y aportará estudios y datos que justifiquen su postura.

La edad de jubilación ordinaria puede ser rebajada o anticipada en aquellos grupos o actividades profesionales cuyos trabajos sean de naturaleza excepcionalmente penosa, peligrosa toxica o insalubre y acuse elevada índice de morbilidad o mortalidad. 

Los regímenes especiales de Trabajadores del Mar o de la Minería del Carbón tienen sus propios coeficientes reductores pero también los profesionales de vuelo de trabajos aéreos, los ferroviarios, los artistas, profesionales taurinos, bomberos policías locales o miembros de la Ertzaintza, Policía Foral de navarra y Mossos d’escuadra.