Miguel Padilla, junto a Mercedes Cruzado, en Oviedo / O. V.
El secretario general alerta de que un acuerdo de la UE con el Mercado Común del Sur «sería como si entrasen dos millones de vacas nodrizas»
O. V.
El secretario general de COAG, Miguel Padilla, alertó ayer en Oviedo del impacto que tendría para los ganaderos asturianos un posible acuerdo entre la Unión Europea y el Mercado Común del Sur (Mercosur): «Sería algo equivalente a que entraran dos millones de vacas nodrizas, una auténtica barbaridad», esgrimió Padilla en Oviedo, donde compareció junto a la secretaria general de COAG en Asturias, Mercedes Cruzado, tras mantener una reunión con el consejero de Medio Rural y Política Agraria del Gobierno asturiano, Marcelino Marcos Líndez.
El tratado con Mercosur es una de las preocupaciones que le han trasladado al responsable de Medio Rural en el Principado, días después de que el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, dijese que el acuerdo UE-Mercosur sería un gran éxito tanto para España como para la Unión Europea.
Precisó Padilla que en Mercosur están países como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, grandes productores de carne, y que eso es algo que perjudicaría a profesionales de Asturias, porque «Mercosur nos invadirá con carne de ternera sin aranceles», lo que, teniendo en cuenta que los precios que reciben los ganaderos asturianos por su producción ya es de por sí bajo, les podría suponer la puntilla a muchas explotaciones.
Padilla también informó a Marcelino Marcos de su preocupación por los ataques de lobos la ganadería: «No estamos en la erradicación, estamos en que se controle a la población», ha señalado. En cambio, celebró la aprobación, por parte de la UE, de un dictamen que señala que los precios han de contemplar los costes de producción que supone la actividad agroganadera. En resumen, se trata de un refrendo de la Ley de la Cadena Alimentaria española, que exige que el agricultor o ganadero reciba por sus productos un precio por encima de ese coste de producción, una cuestión que, según los sindicatos agrarios, no siempre se cumple, sin que las administraciones tomen cartas en el asunto.