En primera fila y en el centro, Carlos García, nuevo presidente de Campoastur, junto a los miembros del consejo rector de la cooperativa. En última fila y en el centro, Mari Cruz Fernández, presidenta saliente / Álex Piña
Carlos García releva a Mari Cruz Fernández al frente de la cooperativa agraria, que celebra su décimo aniversario
MARÍA AGRA
Cambio de rumbo en Campoastur después de una década. La cooperativa agraria celebró ayer su décimo aniversario con el calor de los más de 60 socios y ganaderos que asistieron a la cita, pero con cierto sabor agridulce. Agrio porque Mari Cruz Fernández, una de las impulsoras de la fusión de las seis cooperativas que se juntaron para crear Campoastur y, durante diez años, presidenta de la misma, se despidió ayer del cargo después de «un recorrido fructífero en el que hemos visto un importante desarrollo cooperativo y un proyecto que ha sido capaz de crecer en un entorno complejo». Y dulce porque Carlos García, ganadero natural de Otur (Valdés) con más de 25 años de experiencia, asumió el cargo por unanimidad de votos y con la ilusión de «dar continuidad a los proyectos que tenemos en marcha».
Una responsabilidad con la que también tendrá que hacer frente a los nuevos retos que encara el sector agroganadero, como son el despoblamiento del campo y el cierre de explotaciones. «El cierre de explotaciones nos preocupa mucho, porque son muchas las que echan el cierran y no abre ninguna nueva. No sé la cifra exacta, pero de cada cuatro explotaciones es probable que sólo quede una que tenga relevo generacional detrás», señaló García. Ante esta situación, la hoja de ruta está clara: hay que buscar soluciones y alternativas.
Una opción es «buscar los mejores precios para los ganaderos», pero las cooperativas están ya muy ajustadas y «los márgenes son mínimos para dar los mejores precios y los mejores servicios», apuntó el nuevo presidente. Y, aunque aún no conoce la fórmula, sabe que deben esforzarse por «ser más atrayentes para que la gente se vuelva a ilusionar con esto». Sobre todo, porque esto repercute también en problemas de mano de obra. Según indicó ayer el director general de la cooperativa, Marcelino González, Campoastur necesita mano de obra para poder llevar a cabo el servicio de sustituciones en granja (destinado a sustituir a los ganaderos en la granja para la realización de labores de ordeño, limpieza o trabajos para la alimentación del ganado). Nos cuesta mucho trabajo encontrar personas, por tanto, o los formamos, o los buscamos, aunque sea fuera de España». Actualmente cuentan con 18 agentes, pero «tendrían que ser muchos más para dar descanso a la gente que trabaja en las ganaderías», añadió Mari Cruz Fernández.
Todo ello, sumado a la preocupante sequía que incrementa el precio de los forrajes, tan necesarios para equilibrar la alimentación del ganado. «España es el segundo productor mundial de forraje, por detrás de Estados Unidos. Una parte importante se exporta y otra se utiliza para otras fuentes. Es un problema en el que estamos intentando ayudar entre todos, pero no es sencillo abaratar costes; si somos los grandes productores no hay de dónde traerlo», explicó González. No queda otra que «reinventarse».
«Nuestro nicho está en el mercado ecológico y ahí es donde podemos buscar algo de rentabilidad»
A lo largo de estos diez años, Campoastur ha ido sumando éxitos hasta consolidarse como la gran cooperativa que es hoy. Además de integrar numerosas cooperativas desde el inicio de su historia, también ha realizado muchas inversiones en maquinaria, ha reformado prácticamente todas las delegaciones y ha creado una fábrica de piensos ecológicos, Ecofeed, con una gran capacidad para almacenamiento y sistemas para la granulación y el migajado de productos.
Más recientemente se han introducido en la industria alimentaria mediante la «comercialización de productos de nuestros socios y el lanzamiento de una marca de productos lácteos ecológicos, llamada CampoBio», destacó Marcelino González. Primero fue la leche UHT, que salió al mercado el año pasado, y después el queso azul ecológico, con el que comenzaron a principios de este año. La idea, según indicó el nuevo presidente de Campoastur, Carlos García, pasa por buscar productos en ese ámbito. «No podemos lanzarnos al convencional porque es un mercado muy copado y avanzado ya por la industria, pero sí que tenemos un nicho en el mercado ecológico y ahí es donde podemos buscar un poco de rentabilidad a los ganaderos», afirmó.
La administración, clave
Pese a que es labor de las cooperativas el velar por «ser una herramienta fundamental para defender los intereses de los agricultores y ganaderos» en los próximos años, el director general de Campoastur remarcó que, además de empresas fuertes y capaces de afrontar los retos que traiga el futuro, se va a necesitar mucho apoyo de las administraciones públicos «como elemento regulador y su acompañamiento va a ser fundamental».