Tinina Pélaez, junto a una de las ovejas a las que atacó el lobo / O. VILLA

En tan solo seis meses, el rebaño de Tinina Peláez ha sufrido cuatro ataques de lobo. Una situación que se ha vuelto insostenible y que ha mermado prácticamente toda su familia ovina, de 16 madres

A. RODRÍGUEZ

«Queda un cordero que sobrevivió a los ataques, pero es descorazonador ver cómo busca a su madre. No quiere comer, espero que lo supere. Porque no es la primera vez que algún animal muere de estrés tras los ataques del lobo. Algunos incluso sin heridas», explica Peláez, tras sus charlas con varios veterinarios de la zona.

Esta vecina tapiega, de Viacoba, es propietaria de unos apartamentos y una de las fundadoras del Club de Guisanderas de Asturias.

Aunque aún no ha cobrado la reparación de los daños, asegura que lo peor es ver a los animales sufrir. «Los ataques comenzaron el pasado julio y septiembre. Y eso que tengo un muro de casi dos metros, en algunas zonas incluso con alambrada. Estuvo aquí la Guardia Civil y los agentes no podían creerlo. Las ovejas sufren mucho, los veterinarios vienen durante días a curarlas. Y yo, cada vez que pasa, estoy un mes mal», lamenta.