Uno de los sementales que forman parte de la selecta cabaña de Ascol. / D. Arienza

Ascol logra un 60,7% de incremento de rendimiento lechero por vaca en sus ganaderías en dos décadas. La genética del bovino de leche asturiano ya se vende desde Gijón a los cinco continentes, tras entrar en Egipto en 2022 e incorporar a Corea del Sur y Japón a su mercado

OCTAVIO VILLA

Como en todos los negocios, y de forma muy simplificada, el diferencial entre costes e ingresos marca en la ganadería la viabilidad de las explotaciones. La consideración económica de lo que suponen las ayudas europeas a la producción debería poder ubicarse al margen de esos cálculos, pues su seguridad es, cuando menos, relativa.

El mercado tiene sus lógicas, que durante los últimos años se han visto alteradas de forma inesperada por los efectos sobre la gran logística de una pandemia y sobre los precios de diversas materias primas de una guerra.

¿Cómo se garantiza, al margen de las ayudas europeas, la rentabilidad en las explotaciones lecheras?
De esto saben mucho el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) y Asturiana de Control Lechero (Ascol), cuya labor conjunta, en comandita con la Administración regional, la Asociación Española de Criadores de Ganado Vacuno Selecto de la Raza Asturiana de los Valles (ASEAVA) y la de Criadores de la Raza Asturiana de la Montaña (ASEAMO) en la selección de líneas genéticas de vacuno de leche y de carne supone una de las claves de esa rentabilidad.

Una obra conjunta de los expertos Carlos Olegario Hidalgo, Carolina Tamargo, Néstor Caamaño, Ángel Fernández y María José Merino, la monografía ‘Los programas de mejora genética bovina en Asturias: 25 años avanzando’, repasa la labor conjunta de todos ellos en la selección de líneas genéticas de vacuno de leche y de carne, siempre en pro de la mejora de las razas y de la rentabilidad y la productividad de las ganaderías.

Las claves científicas que Ascol y el Serida pueden desarrollar para esa rentabilidad se centran en la mejora de los animales tanto en productividad como en facilidad de manejo y longevidad. El gerente de Ascol, Mauro Vega, explica que a lo largo de las dos últimas décadas, «gracias al control del rendimiento, hemos pasado de una producción media de 7.646 kilos de leche por vaca y año a 12.289 kilos, lo que supone una mejora de 4.643 kilos por animal y año, un 60,7%».

¿Es un trabajo excepcional de mejora en menos de un cuarto de siglo, o es que se partía de una situación especialmente mala?
La respuesta es mixta. La situación de partida no era buena. Explotaciones muy pequeñas, sin apenas labor de selección más allá de la que se podía afrontar en el entorno inmediato con los toros de explotaciones vecinas o en las ferias ganaderas, lo que daba como resultado mejoras casi aleatorias y muy lentas. Por ello, el trabajo de selección genética llevado a cabo por las asociaciones y el Serida en las últimas décadas es una piedra de toque innegable, al punto de que «en Asturias nos hemos situado en casi 3,5 lactancias por vaca, mientras

Foto: Centro de Selección y Reproducción Animal en Cenero. / Arnaldo García

Centro de Selección y Reproducción Animal en Cenero. / Arnaldo García

en Galicia están casi una por debajo», anota Mauro Vega, que también subraya que lo que se busca con la selección continua de sementales es «triple, una mejora en la productividad por cada vaca, una mayor longevidad y también mejorar la manejabilidad del ganado», para lo cual por el programa de testaje de Ascol pasan «unos 25 sementales al año» y está ya en condiciones de «pelearnos con las grandes instalaciones de Canadá y Estados Unidos» sin desmerecer y, de hecho, «con varios de nuestros toros situados en el primer puesto mundial de sus respectivas razas».

Mercado en Egipto, Corea y Japón
Esto ha permitido que la comercialización de la genética de Ascol se haya internacionalizado. El 60% de las dosis de inseminación seleccionadas se siguen vendiendo en el mercado asturiano, pero «ya estamos en todos los continentes, después de que hace dos semanas, en una feria de Turquía, hayamos abierto mercado en Egipto, con lo que entramos en África, único continente que nos faltaba. También en Turquía hemos llegado a acuerdos para estar próximamente vendiendo en las repúblicas exsoviéticas de Kazajstán y Uzbequistán, así como en Corea del Sur y Japón. Hace ahora un año se firmó, por otra parte, un contrato de distribución de semen de Holstein de Ascol en Suiza y Liechtenstein.

Para ello, y desde la fundación en 1986 de Ascol, se han hecho «más de 22 millones de controles de rendimiento (393.598 en 2021 y faltan por cerrar los datos de 2022), 1,4 millones de informes (31.724 en 2021) y se han recogido 135 millones de datos (3,75 millones en 2021)», indica Mauro Vega. Más aún, desde el centro de selección genética se han sacado al mercado, según reseñó Carlos Olegario Hidalgo, «nueve millones de dosis de frisón y cuatro millones de asturiana de los valles, y se han puesto a sementales a la cabeza mundial de la raza, como, entre otros, Picard, Valdés o Emilio», animales a los que hoy siguen en el centro algunos tan imponentes como Dani P, Haniko o Enzo, un magnífico ejemplar que suma unas 1.000 libras de leche de media a los animales resultantes de sus inseminaciones, además de tener una descendencia de vacas lecheras con unas ubres especialmente bien conformadas, al punto de que se le reclama como línea genética en Canadá.

Impresiona la conformación de sus patas y su gran tamaño. De él destaca Juan Carlos Conde, responsable de selección de toros de Ascol, que «a sus cuatro años y medio es muy usado entre los ganaderos y va a tener muchos hijos. Ya empieza a haber hijas de sus hijas, y en Canadá es masivamente usado. Una primeriza suya ha logrado una calificación de 88 puntos, que es la máxima posible».

Carolina Tamargo muestra, por otra parte, el proceso de recogida y selección del semen de los padres con los que se trabaja en el centro de Ascol. Para el ejemplo se toma el caso real de una recogida seminal efectuada esa misma mañana con el Holstein ‘Enzo’, de «14 mililitros, que se sale de las tablas, porque lo habitual ronda los cinco a ocho mililitros. Además, tiene un nivel de motilidad de los espermatozoides de 5 (el máximo) y 1.500 millones de espermatozoides por mililitro, lo que nos permitirá sacar 873 dosis» de una sola recogida. Esas dosis se comercializan en cánulas de 0,25 mililitros, con un diluyente de base de proteina de soja -no de proteína de huevo, como se hacía antes-, que se lleva a congelación a -196º en nitrógeno líquido y que, como se pudo comprobar, tras la descongelación «aún da una tasa de supervivencia de espermatozoides superior al 50%, que está muy bien». Se trata de semen no sexado, con dosis que se comercializan aproximadamente a 12 euros. El sexado ronda los 26, pero lo que parece un coste muy superior para el ganadero también le permite decidir, con una seguridad superior al 90%, el sexo del animal que se concibe en cada ocasión, lo que es especialmente interesante para las ganaderías especializadas en leche (que normalmente preferirán hembras para reemplazar a las que se van retirando).

Todo ello orientado a seguir mejorando tanto en la manejabilidad del ganado (hay, incluso, una cierta moda hacia la generación de vacuno de leche carente de cornamenta) como a su longevidad y a la evitación de enfermedades. Más partos por vaca implican más lactancias, lo que lleva a una mejora de la producción por animal y una mayor rentabilidad.

Reservorio genético
La labor del Serida y de Ascol en este ámbito no se limita a la mejora genética de las razas de bovino asturianas. También afronta una importante tarea de colaboración con asociaciones, como la de Asturiana de la Montaña o la de Caballo Asturcón, de «reservorio genético», con selección de semen y conservación de embriones seleccionados.

Foto: El ministro Luis Planas observa un toro de Raza Asturiana de la Montaña en su visita a las instalaciones. / D. Arienza

El ministro Luis Planas observa un toro de Raza Asturiana de la Montaña en su visita a las instalaciones. / D. Arienza

Esto es especialmente importante para las razas autóctonas en riesgo de extinción, como se considera, entre otras, a la asturiana de la montaña o casina. El gerente de Aseamo, Ángel Castañón, explica que «ahora mismo estaremos en el entorno de 6.000 madres que paren en pureza» (esto es, bien por inseminación, bien en monta natural, pero en ambos casos con padres de pura raza Asturiana de la Montaña. El propio consejero de Medio Rural, Alejandro Calvo, augura a esta raza «un futuro espléndido por la calidad de sus animales».

Un escenario nuevo
Pero los números no solo suben. Como indica el presidente de Ascol, José Emilio García ‘Pepe’, «llegamos a ser 1.500 socios, y hoy somos 721, aunque sumamos 42.234 reproductoras de Holstein y el número de reproductoras por explotación va aumentando, llegando ya a 58,6 madres. Bajo Ascol se reúnen aproximadamente el 60% de los ganaderos de bovino de leche asturianos, que generan a la línea del 80% de la producción, lo que es un indicador de que las explotaciones más profesionalizadas son las que conforman la asociación.

El número de explotaciones de vacuno de leche en Asturias sigue bajando a un ritmo de un cierre cada tres días, y se augura que esto es un proceso que aún durará algún tiempo.

Quizá por esto mismo, un fenómeno que, con variantes zonales, se está percibiendo en todas las zonas de ganadería de leche extensiva (la calidad de la leche de pasto es sensiblemente mejor que la que procede de vacas estabuladas y alimentadas con pienso y paja seca), la industria lleva ya más de un año de continuos incrementos en el precio de compra en origen de la leche de vacuno, que hoy por hoy supera con cierta holgura los 50 céntimos por litro, cuando hace un año se rozaban apenas los 40.

Ese 25% holgado de subida en el precio en origen da cierto respiro a unos ganaderos que durante los últimos años se han visto ahogados por los costes de producción, con la inflación de los abonos, los piensos, los plásticos, el gasoil y la electricidad. Hace un año aseguraban que en el mejor de los casos, «como mucho estamos a la par entre precio de venta y coste, en el mejor de los casos. Sin las ayudas de la PAC, cerraríamos todos». Hoy el escenario es diferente, aunque sin que se puedan echar las campanas al vuelo.

Si hace un año no se podía pensar en plantear cambios sustanciales en el precio de la leche en los lineales de la gran distribución, durante los últimos doce meses el precio ha ido subiendo a la par que las industrias recolectoras y transformadoras han ido aceptando que o se aceptaba una subida de precios, o la ganadería misma corría el peligro de desaparecer.

Otra cuestión es que el cliente que compra el brik o la botella de leche en el supermercado aún deba asumir, ante precios que comienzan a superar el euro por litro en los expositores, la conocida argumentación de los ganaderos: «no puede ser que un litro de agua se venda más caro que un litro de leche».

Piensen sobre eso.